Subversivos que buscan dividir la familia paraguaya

“No nos dejemos confundir por aquellos que quieren hacer sonar tambores de guerra, que nosotros levantamos una bandera de fraternidad y que busca que el Paraguay progrese”.

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“Hemos sobrepasado los límites de la comunicación para tratar, más que de comunicar, de confundir a la ciudadanía”.

Estas palabras no reproducen ningún ajado discurso del dictador Stroessner y tampoco es una desgrabación de la tristemente recordada “Voz del Coloradismo”.

Las pronunció el pasado lunes el presidente Santiago Peña refiriéndose a los periodistas y medios de prensa, sin identificar a quienes aludía puntualmente.

Con sus expresiones, justificó y se reafirmó en lo que ya había manifestado una semana atrás, en un acto de gobierno en Caaguazú, donde en algún momento también señaló: “Quieren que nos peleemos, aquellos que no participan de los procesos electorales, los medios de comunicación principalmente, que lo único que hacen es denostar contra la clase política”.

También habló en esa ocasión del expresidente Horacio Cartes (ahora presidente del Partido Colorado), a quien pintó como víctima de ataques de los medios de prensa (obviamente no se refería a los muchos que son de su propiedad) y afirmó que “quieren levantar murallas alrededor de él”, pero Cartes, todos los días, “derriba esas murallas, para que la gente se acerque, para que el Partido Colorado sea una gran familia”.

La mención de Peña a los periodistas y medios de prensa como contrarios al “progreso” y a la “fraternidad”, que ellos supuestamente promueven, sumada a la alusión a un presunto ataque a la “familia colorada”, entre otras cosas, traen indefectiblemente a la memoria el discurso stronista.

Es posible que la reacción del mandatario solo se deba a la falta de experiencia en el ejercicio del poder y los conflictos que acarrea. No se debe olvidar que él no hizo una carrera política muy extensa para llegar hasta donde llegó y que prácticamente le regalaron una candidatura que no hubiera obtenido por sus propios medios.

No está claro qué es lo que le irrita a Peña que los medios difundan. Aparentemente, le molestó puntualmente que se criticara el informe de gestión que fue a dar en exclusiva a las autoridades del Partido Colorado, como si fuera presidente de ellos solamente y no de todos los paraguayos y paraguayas.

O, por ahí, le molesta que se publiquen los vínculos con el lavado de dinero y el crimen organizado por los cuales la justicia investiga a algunos de sus correligionarios y altas autoridades. O, tal vez, el despilfarro y la falta de transparencia del intendente capitalino, que es de su mismo movimiento interno. O, quizás, los bochornos que protagonizan sus parlamentarios semanalmente.

No obstante, si las promesas que hace, de manera repetida, sobre el futuro progreso y bienestar del país –como si aún estuviera en campaña electoral– se llegan a concretar, no debería preocuparse de lo que digan los medios de prensa.

“La única verdad es la realidad”, dijo Aristóteles hace mucho y luego repitieron Immanuel Kant y Juan Domingo Perón.

Si los periodistas y medios mienten o tergiversan ahora, a la larga, él y su gobierno tendrán la realidad y la verdad de su lado.

mcaceres@abc.com.py

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