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Se trata del mismo gobierno, encabezado por Santi, que desafuera y des-desafuera a los legisladores según conveniencia. Y el presidente justifica la acción con cualquier argumento, incluso cuando a nivel internacional quede en evidencia su desconocimiento en procedimientos judiciales.
Y es el mismo gobierno que contrata y des contrata de Yacyreta al hermanito del senador imputado Hernán Rivas, Alexis Rivas, y que permanentemente está haciendo y deshaciendo proyectos, muchas veces según la “temperatura” de la reacción ciudadana.
¿Por qué deberían los universitarios creerles, a Santiago Peña y sus ministros, cuando dicen que Arancel Cero ya está blindado con FF10 y que no se tocarán los fondos de otros proyectos que recibían dinero de Fonacide? ¿Qué puede ser seguro, cuando el compromiso proviene de autoridades que perdieron credibilidad y también perdieron su autoridad ante la población?
Lo único en lo que Peña demostró ser persistente, firme, es en su apoyo y devoción a Horacio Cartes, hoy el presidente del Partido Colorado. Durante su campaña proselitista, afirmó Santi que recurriría a él para pedirle consejos. Y ahora Cartes ya realiza reuniones de cúpula de la ANR directamente en Mburuvicha Róga, la casa que todos pagamos para que viva el Presidente de la República, ese que debería representar por igual a todos los paraguayos, colorados, azules, lilas, verdes, amarillos, turquesa. Por si fuera poco, el programa “estrella” promulgado y ahora centro del debate, es Hambre Cero. Sus siglas, HC, son las mismas que las del movimiento Honor Colorado y, lógicamente, la de su líder Horacio Cartes.
Así como no es creíble Peña, tampoco son de fiar los senadores y los colorados cartistas, que son mayoría; ni los miembros del otro poder del Estado, el Judicial, todos cooptados y trabajando en consonancia con el mismo grupo de poder liderado por quien, según Estados Unidos, es “significativamente corrupto” y está relacionado con facciones criminales e incluso, terroristas.
No hay nada creíble en Santiago Peña y en quienes integran su gobierno. Salvo su lealtad a Horacio Cartes, su líder, su mentor. El resto es “des-creíble” al punto de ser “in-creíble”.