“¡Odio a los pitufos, odio a los pitufos!”, gritaba nervioso Gargamel, golpeando el suelo con los puños cerrados, en los cómics de Peyo. Parodiando, en estos días corrieron memes del diputado Yamil Esgaib, al que le dicen “Gargamel”, en igual situación, gritando “odio a los periodistas, los odio!”. Ambas reacciones, la de la historieta y la del legislador arrebatando micrófonos, son resultado del mismo sentimiento: la frustración. Gargamel nunca podrá atrapar a los pitufos. Esgaib y sus colegas cartistas nunca podrán acallar las denuncias que se realizan mediante el ejercicio de la libertad de prensa.
El presidente Santiago Peña siempre fue liberal, hasta que literalmente de la noche a la mañana, pasó a portar el pañuelo colorado que le enroscó al cuello su mentor, Horacio Cartes. Es el mismo que lidera el gobierno que consideró el dinero del Fonacide -proveniente de Itaipú- como muy importante, y basó en ese fondo el 80% de los recursos para su programa estrella, Hambre Cero; pero una semana después de promulgar la Ley, dijo que Fonacide no era un dinero seguro y que por eso la FF10 (recursos del Tesoro) es mejor para “blindar” el Arancel Cero.
La media sanción al proyecto de Ley “Hambre Cero en las Escuelas” confirma que el Gobierno y los legisladores cartistas que lo impulsan, tienen hambre, mucha hambre, pero no precisamente de comida, como la que urgen los niños, sino hambre de dinero, de poder, mientras intentan saciar también su sed... de venganza.
Dos modelos de hacer política se enfrentan en estos días y podrían ser representados en dos legisladoras: por un lado, Kattya González, quien perdió su banca en el Senado por ser opositora, y por otro lado, Norma Aquino, alias Yami Nal, senadora oficialista cartista.
Entre 2015 y 2023, a juzgar por las irregularidades que constan en documentos, el consorcio Parxin nunca debió ser adjudicado para explotar el estacionamiento tarifado en Asunción y mucho menos implementarlo. ¿Qué es lo que hace que Parxin salga ganando siempre? ¿Cuál es su secreto?
“El primer disconforme con esta concesión soy yo”, dijo Óscar “Nenecho” Rodríguez (colorado, cartista), el intendente de Asunción, pero luego afirmó sobre el pésimo servicio de estacionamiento tarifado que presta el consorcio Parxin y que sufren los ciudadanos: “no es problema mío, ellos tienen que ver”. Si no puede hacer nada, que renuncie y vuelva a bailar, pero ya sin la plata y sin la representación del pueblo.
Mucho se afirmó, y con razón, que los materiales autorizados por el MEC, “12 Ciencias para la Educación de la Sexualidad y la Afectividad”, contienen estereotipos que fomentan la violencia hacia las mujeres. Uno de ellos es que las mujeres deben “vestirse elegantes, no provocativas”, porque podrían generar “reacciones” en los chicos. Típica forma de responsabilizarlas después del trato violento que reciban, consecuencia en verdad de los desajustes que tengan los agresores y no ellas.
Por si la Constitución Nacional quedara corta, la Ley 5.136/13 de Educación Inclusiva, garantiza la matriculación de todos los niños, niñas y adolescentes. Pero esa no es la realidad de chicos que, por tener TEA u otra condición, son desmatriculados o directamente “rebotan”, principalmente en escuelas y colegios privados. La discriminación está a la orden del día en el sistema educativo nacional.
Como con cada lluvia de intensidad importante, los arroyos de Asunción, Lambaré, San Lorenzo, Luque, crecieron, la basura taponó los escasos desagües existentes y los raudales arrastraron gente y vehículos. Solo que una vez más, la negligencia de autoridades con otros intereses -que no son el bien público-, costó la vida de ciudadanos.