¿Qué familias?

La idea de fusionar los ministerios de Niñez y Adolescencia, y el de la Mujer, reflota ahora que el sector más conservador de la sociedad -no por eso el más honesto o más transparente- ganó escaños en el poder. Un Ministerio de la Familia, plantean, para protegerla. Pero, ¿de qué familias hablamos? ¿protegerlas de qué? y, quizá lo más importante, ¿cómo proteger una familia si se descuidan los derechos de cada uno de sus miembros?

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El jefe de campaña de Santiago Peña y miembro del Equipo de Transición, José Alberto Alderete, confirmó que se analiza una fusión de ministerios. Para crear el Ministerio de la Familia quieren unificar y, por ende, desaparecer, el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, y el Ministerio de la Mujer, ambos fundamentales para garantizar inclusión, equidad y defensa de derechos humanos.

Suponiendo que logren crear el Ministerio de la Familia: ¿qué derechos protegería? ¿De qué tipo de familias? ¿Con qué definición de familia? Cabe preguntarse: ¿qué pasará con los niños que quedaron huérfanos, sin familiares? ¿Y los chicos que terminan en situación de calle?

¿Cómo, desde el Ministerio de la Familia, van a implementar políticas públicas de protección para los cientos de niñas y niños víctimas de abuso sexual en sus casas? Según las estadísticas, en la mayoría de los casos los agresores son padres, abuelos u otros familiares y son las vecinas quienes más denuncian.

Si se protege la familia, como un grupo, ¿cómo implementar políticas públicas para ayudar a mujeres víctimas de la furia física y psicológica de sus parejas? Y las mujeres que se separaron y tienen hijos, ¿serán consideradas también “familia”? ¿Quién las apoyará para salir adelante psicológica y económicamente?

A los hombres que tienen, literalmente, dos “familias”, ¿se los va a proteger igual, aceptando su bigamia, desde el Ministerio de la Familia? ¿Se tendrán en cuenta solo los vínculos de consanguinidad, o también los afectivos?

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Paraguay el “hogar nuclear completo”, compuesto por padre, madre e hijos, representa el 45,5%, o sea, ni la mitad del tipo de familias existentes.

Es imperioso que antes de seguir con este proyecto en pos de “la Familia”, Santiago Peña y su equipo analicen las advertencias de grupos sociales sobre el importante retroceso que significaría.

La Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) pide que se tomen decisiones políticas basadas en principios de igualdad, sin estereotipos ni prejuicios. Finalmente, ¿de qué sirve una familia en la que sus miembros no son felices? ¿Existe algún lazo más importante que el amor para formar una familia?

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