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En el estacionamiento de un supermercado de Asunción, Ederson Salinas cayó muerto. Sicarios lo “ajusticiaron” de más de 30 balazos. Gremios indignados por la ola de inseguridad se pronunciaron preocupados, al igual que políticos en campaña electoral y autoridades nacionales, como no los vimos hacerlo con tantas otras muertes que el crimen organizado dejó ya en Pedro Juan Caballero, de donde venía Ederson. Por si no lo sepan, el país no termina en Calle Última; ahí recién empieza.
Indignación selectiva es lo que parecieran tener gremios empresariales, políticos en campaña electoral y autoridades nacionales, que cuando el crimen organizado deja víctimas en Asunción y el área metropolitana reaccionan, pero no lo hacen cuando esas muertes se esparcen más allá de Calle Última.
Ederson Salinas Benítez, conocido como Ryguasu, fue asesinado el 25 de febrero en Asunción. La indignación generó la reacción de la Cámara de Centros Comerciales del Paraguay y de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), que cuestionaron la ola de inseguridad y el “silencio elocuente” de políticos y de autoridades. Otros conocidos rostros del ámbito público, ahora en campaña por ocupar un cargo electivo, hablaron del crimen organizado, de cómo llega a la capital del país y realizaron sesudos análisis al respecto en redes sociales. Autoridades nacionales lamentaron lo ocurrido. Prometieron, una vez más, solución.
Salinas andaba por Asunción, pero en marzo de 2022 ya se había salvado de morir en un ataque a balazos contra su casa, en Pedro Juan Caballero. Además, había sido vinculado al asesinato, en febrero de 2020, del periodista brasileño Leo Veras, ocurrido también en esa ciudad, donde después mataron a otros dos comunicadores, Humberto Coronel (2022) y Alexander Álvarez (2023). Crímenes estos tan impunes como el asesinato de cuatro jóvenes, ocurrido en octubre de 2021, cuando salían de un salón de eventos.
Es que más allá de Calle Última se sabe que el crimen organizado tiene arrodillado al país. Beneficiándose del sistema corrupto, controla autoridades nacionales y regionales, fuerzas de seguridad y el Poder Judicial. La impunidad que les proporciona el dinero les permite ajusticiar a quien quieran, donde quieran y a la hora que quieran. En Amambay, en Ciudad del Este y en el centro de Asunción, pueden acabar con nuestras vidas.
Urge la construcción de instituciones públicas más transparentes, honestas, íntegras. Pero con candidatos digitados por la mafia, como ocurre ahora en las listas al Senado, a Diputados e incluso a la Presidencia de la República, el país seguirá postrado y se irán tiñendo de sangre, sin distinción, todos sus puntos cardinales.