Delincuentes que gozan de buena salud

Una conocida sentencia local, referida especialmente a la clase política, asegura que “en Paraguay nadie pierde ni gana reputación”, lo cual no es estrictamente cierto, pero tampoco del todo falso. No sé si me explico.

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En algunos casos concretos, uno podría decir que no puede perder reputación (en su acepción de prestigio), quien carece de tal cualidad.

Para algunos políticos todo consiste en que no los pesquen en alguna trapisonda o, si inevitablemente ocurriera tal cosa, no terminar condenados y –mucho menos aún– presos.

Hay unos cuantos ejemplos de parlamentarios o funcionarios públicos y también empresarios privados que sacan pecho considerándose honestos por el hecho de que no se les pudo probar una acusación, aunque eso se deba a la prescripción de la causa, al mal trabajo de los fiscales o el simple beneficio de la impunidad.

Es decir, a esos políticos y poderosos no les interesa en absoluto que su “no culpabilidad” sea solo fruto del beneficio de la duda y de la presunción de inocencia.

En algunos casos, aceptan haber cometido un delito y resarcir el daño los libra de la condena y hasta de que ese hecho figure en sus antecedentes. Un caso es el del diputado colorado (candidato a la reelección) Carlos Núñez Salinas, quien en 2013 fue pescado en un caso de contrabando que se convirtió en falta administrativa, de la cual zafó fácilmente.

Los ejemplos en verdad sobran: El actual diputado colorado por Paraguarí Tomás “Ever” Rivas, tal como hizo antes el exdiputado colorado José María Ibáñez, de Central, pagaban a sus empleados particulares con dinero del presupuesto de la Cámara de Diputados. Los empleados fueron condenados (o sea, el delito existió), pero ambos diputados resultaron sobreseídos.

En el caso de Ibáñez, terminó renunciando al cargo, por pedido del presidente de la República, que tenía vergüenza ajena. En cuanto a Rivas, su sobreseimiento fue anulado y deberá afrontar otro juicio. Eso no obsta que haya negociado en su departamento para que su esposa sea candidata a gobernadora en las elecciones de 2023.

El senador Javier Zacarías Irún y su esposa, la exintendenta de Ciudad del Este Sandra McLeod, fueron sobreseídos en las causas de lesión de confianza y declaración falsa, entre otros delitos. Sobre la primera acusación, poca gente en el Este puede creer que hicieron su fortuna honestamente. Y lo de la declaración falsa, mintieron en su declaración jurada y debieron incluir de apuro valiosos bienes que se habían “olvidado”.

Sobre el expresidente Horacio Cartes, el presidente Mario Abdo Benítez dijo esta semana que su rival en la interna colorada “vino de la marginalidad y ahora está de nuevo en lo mismo”, hablando de que el exmandatario estuvo preso por evasión de divisas, es amigo de delincuentes como Darío Messer y carga con infinidad de sospechas por delitos, que son difíciles de probar pero que lejos están de ser una “persecución política”, como su abogado Pedro Ovelar pretende convencer.

La lista de sospechosos de ser delincuentes, que tienen cargos públicos y que los tendrán nuevamente en el próximo periodo, es larga. La corrupción, la complicidad, la codicia, la falta de patriotismo, la inutilidad de la Justicia, hace que sigan donde están.

No están condenados, no están presos, pero son lo que son y costará librarse de ellos.

mcaceres@abc.com.py

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