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La percepción que esto acarrea es que, sea quien fuese el que gane en el Partido Colorado, no habrá unidad granítica y que en la oposición, más allá de envidias, mezquindades y diferencias, se unirá alrededor de la candidatura que sea.
La confrontación que existe entre los sectores colorados enfrentados actualmente no extraña. Suele darse siempre en periodos pre-electorales. Sin embargo, alerta un poco el nivel de agresividad que se registra que recuerda a periodos muy conflictivos, como fue la campaña electoral previa a las elecciones de 1993, en la que se registró un escandaloso fraude y una abierta hostilidad entre los dirigentes republicanos.
Situación similar se dio en la campaña previa a la elección de 1998, en la que el candidato ganador de la interna colorada, Lino Oviedo, fue preso y se armó una dupla forzada entre enemigos (Cubas-Argaña), que ganó la elección pero derivó luego en hechos de violencia que incluyeron asesinatos.
Actualmente, la violencia política se mezcla con acciones directas del crimen organizado que se vienen dando y a los que, peligrosamente, la sociedad paraguaya se va habituando.
El escenario de ahora en el Partido Colorado es distinto al de otras épocas, pero parece imposible que luego de tantas acusaciones y descalificaciones quieran venir a convencer a alguien con el “somos todos colorados, nos queremos y nos abrazamos”. No se puede descartar que intenten engañar con esa pantomima. Lo que parece muy difícil es que alguien les crea.
En la oposición, el hecho de que no haya agresiones ni ofensas, con la excepción de sectores internos del PLRA que parecen afines al cartismo, puede parecer positivo, pero el hecho de que los candidatos y candidatas no estén confrontando modelos de Estado ni visiones sobre el país empobrece la discusión electoral.
La disputa dentro de la oposición parece tener que ver con cuestiones de imagen. Cuando se trata de lanzar ideas, los candidatos/as adoptan un tecnicismo que los aleja de las discusiones y preocupaciones de la mayoría de la gente.
Quizás esté ocurriendo que los candidatos de la oposición están con su propia agenda y no sea para ellos el momento de discutir sus diferencias. Faltan más de 4 meses para las elecciones internas de la Concertación y, posiblemente, la confrontación se dé en algún momento, de manera que el electorado tenga mayores elementos para decidir a quién elegir.
En cuanto al Partido Colorado, el cartismo procura a toda costa instalar que su candidato Santiago Peña arrasa en las encuestas. Pero esa misma insistencia lleva a la desconfianza.
Según datos más fiables, entre los colorados está ocurriendo lo que se dijo que ocurriría: que Peña comenzó con mucha ventaja en la preferencia electoral y, paulatinamente, Hugo Velázquez va recuperando terreno. No es seguro que le alcance, pero la sola posibilidad, pone nervioso al cartismo.
Un final “cabeza a cabeza” sería catastrófico para cualquiera de los candidatos colorados que gane. Pero, aun si la diferencia en los números es clara, la convivencia será algo imposible.
Algo que dirigentes de uno y otro sector saben, pero de lo cual prefieren no hablar, por ahora.