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La bacteria intrahospitalaria Klebsiella Pneumoniae Carbapenemasa (KPC) es conocida también como “súper bacteria” debido a que es muy resistente a los antibióticos. Su aparición en los centros médicos constituye un indicador de mala gestión hospitalaria, opinaba en setiembre del 2012, hace diez años, el médico infectólogo Gustavo Cuéllar. En aquel momento, el Instituto de Previsión Social (IPS) llevaba adelante una auditoría para investigar la muerte de varios pacientes con sospecha de haber sido causadas por la bacteria.
En diez años la cosa no parece haber cambiado mucho dentro del hospital central. En una denuncia pública, Karina contaba días que su marido Rodolfo, que ingresó al IPS para una cirugía cardiovascular, contrajo KPC y acabó falleciendo a causa de la infección. Ella daba a conocer cómo, en el pabellón para pacientes cardiacos, los mismos familiares debían limpiar. Contaba que recién al octavo día de internación vio al personal realizando higiene en la zona. Proveyó contundentes fotografías del pasillo del séptimo piso, con basura patológica e inclusive sangre chorreada en un suelo visiblemente sucio.
Esta denuncia hizo que otra gente que había pasado por experiencias similares en el hospital central del IPS se animara a contar su historia. Llas redes sociales se llenaron de personas relatando cómo perdieron parientes debido a la KPC en ese mismo centro médico.
Pese a que ya está reglamentada la Ley que crea el Programa Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de Infecciones Hospitalarias, y aunque todos estos casos se hicieron públicos, el Ministerio de Salud no interviene en el IPS. Los responsables del programa dicen que las denuncias tienen que hacerse en el hospital afectado (o, en este caso, infectado) y el hospital tiene que notificar los brotes infecciosos al Ministerio. Y solo si se considera necesario, se pide la intervención de la Superintendencia de Salud.
Ante la evidencia, ¿cuánta gente más tiene que contraer infecciones en el IPS para que se intervenga? ¿ Van a quedarse todas las instituciones del Estado con los brazos cruzados? Si es así, sepan el ministro de Salud, Julio Borba, y el presidente del IPS, Vicente Bataglia, que con su silencio acabarán siendo tan responsables de la muerte de esos pacientes, como la propia KPC.