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Hasta este punto, la historia es homogénea. Pero luego, diverge en dos versiones contradictorias. Por un lado, Sixta denuncia negligencia médica de parte de los médicos del Hospital Nacional de Itauguá, donde recurrió primero, y del Instituto Nacional del Cáncer, donde fue derivada posteriormente.
ABC Color investigó el caso. Presentamos las dos versiones de la historia.
Sixta Graciela Irala refiere que llegó en el mes de julio en el Hospital Nacional de Itauguá, y estuvo internada durante cuatro meses. Los dos primeros, la ingresaron para tener a su bebé, que nació a los 7 meses de gestación, afortunadamente, en muy buenas condiciones de salud.
Después del parto, comenzaron a tratar el quiste, que con los meses, había empeorado y ya era una herida con pus, evidentemente infectada y bastante inflamada. Además, había explotado, y se había formado una especie de hoyo. Según cuenta la propia mujer, el olor que despedía la herida era desagradable. La mujer recuerda que fue atendida por el doctor Heraldo Rojas, mastólogo. Se le ordenó realizarse una biopsia y posteriormente le iniciaron sesiones de quimioterapia, a cargo de la doctora Romina Gómez. Pero no le explicaban directamente que se trataba de un cáncer. Así iniciaron dos sesiones de quimioterapia, y después, siempre según la mujer, le dijeron que la máquina ya no funcionaba. “Yo pienso que los médicos se habrán asustado, porque se daban cuenta de que la herida estaba empeorando y no funcionaba el tratamiento, además de que era desagradable para ellos”, cuenta la mujer.
La paciente relata que, tras esos cuatro meses, la derivaron al Instituto Nacional del cáncer, donde iniciaron sesiones de radioterapia, un procedimiento parecido a la quimioterapia, pero más local, con el que aguardaban que el cuerpo reaccione.
Sixta cuenta que, una vez que llegó a este centro hospitalario, le dijeron que ya había “llegado tarde”, y que tenía un cáncer de mama muy avanzado.
Refiere que fue atendida por la doctora Adriana Mongelós, y que, al momento de mostrarle su herida, la profesional le habría dicho “tapá eso, te tienen que hacer curación en Urgencias”.
En ese momento, la mujer relata que trató de explicarle a la doctora que “nadie quería realizarle la curación”, debido al desagradable aspecto y olor de la lesión, pero la médica le respondió con una risa, y le dijo que fuera a Urgencias.
Una vez en el área de Urgencias, la mujer solicitó la curación, y le respondieron: “Esa no es una herida que se te provocó, se abrió sola, y sola se va a cerrar otra vez”. Luego, le decían que “fuera a su casa”, que no podían hacer nada por ella.
Tras varios meses en los que, según relató, se sintió ignorada por los médicos y enfermeras, que se negaron incluso a realizarle curaciones, la mujer desistió de seguir yendo a buscar ayuda al hospital.
El motivo principal por el que decidió no ir más a las consultas, es el mal rato que tenía que pasar durante los viajes. Algo tan simple como abordar el ómnibus se le hacía difícil a Sixta. Según nos contó, por el desagradable olor de su herida, los choferes se negaban a subirla a las unidades, y los pasajeros la discriminaban.
Incluso en la humilde vivienda que alquiló en la ciudad de Fernando de la Mora, con su hermana, cuenta que debía dormir en una silla, porque el terrible dolor le impedía acostarse, y además, porque el olor hacía imposible que durmiera en la misma habitación que su familiar.
Hace menos de un mes, Sixta conoció a una mujer que se convirtió en un respaldo fundamental para ella. Amiga de una amiga en común, Nathalia Boscarino se conmovió con su historia y se ofreció a realizarle ella misma las curaciones, pese a no tener conocimientos de enfermería.
Tras días de mucho dolor, y curaciones minuciosas que llegan a durar hasta dos horas, Sixta mejoró bastante. Ya puede caminar y acostarse normalmente, y comienza a sentir esperanzas.
Pero, aún así, su problema de salud sigue estando latente, y su pedido principal es ser atendida por un buen profesional que le dé un diagnóstico exacto y esperanzas de sanarse.
Mientras, Sixta reside en la ciudad de Fernando de la Mora, junto a dos de sus siete hijos: Mayra, de seis meses, Rafael (6), Leonarda (5), Ignacio (11), Lisandro (13) Montserrat (16) y Julia (17).
Nathalia Boscarino, la mujer que la está respaldando con las curaciones, reclama que, en todos estos meses de recorrer hospitales, “nunca le hicieron una curación como corresponde. Fue por eso que la herida se le descompuso tanto”.
Boscarino opina que en el Hospital Nacional de Itauguá perdieron tiempo con el caso de Sixta. “Esperaron cuatro meses a que su herida se descomponga para derivarla a Areguá (Hospital del Cáncer), donde le dijeron que ya se fue tarde”, denuncia la mujer.
Lo último que le llegaron a decir a Sixta en el Hospital del Cáncer, fue que la herida debía cerrarse para posteriormente realizar una cirugía. Ahora piden que algún hospital del Estado pueda operarla de urgencia, ya que es de muy escasos recursos y tema que el cáncer avance, poniendo en riesgo su vida.
Buscamos la versión de los médicos, tanto en el Hospital Nacional de Itaguá como en el Instituto Nacional del Cáncer.
Tras insistentes llamados, en los que primero “se tiraron la pelota” y luego negaron que Sixta Irala sea paciente de ambos nosocomios, finalmente, reconocieron tener la ficha de la mujer y accedieron a proporcionarnos su historial médico. Pero antes, intentaron por todos los medios evadir la situación, insistiendo en que lo que pasó no tenía importancia, y lo fundamental era atender a Irala. Se apuraron en pedirnos el contacto de la mujer y aseguraron que la atenderían de la mejor manera.
El doctor Hernán Martínez, director del Hospital Nacional de Itauguá, dijo que era “imposible” que hayan rechazado hacerle la curación en su hospital.
“Tomé conocimiento a partir de la gente de prensa del Ministerio Público, me pasaron el teléfono de la señora, quise contactar con ella pero no atiende. Así como yo lo entiendo, ella no volvió a la consulta, y la herida empezó a descomponerse”, declaró el doctor Martínez en el primer llamado.
Después de la insistencia, fuimos atendidos por el doctor Heraldo Rojas, mastólogo del Hospital de Itaguá, quien nos informó que Sixta Irala había llegado al hospital con dos problemas de salud. Además de tener el quiste en el seno, fue diagnosticada con toxoplasmosis. Sumado esto estaba su embarazo, motivo por el cual la internaron y la mantuvieron bajo control. Una vez que nació el niño, iniciaron la quimioterapia, pero, como el organismo no respondía, la derivarla al Hospital del Cáncer.
El doctor Julio Rolón, director del Instituto del Cáncer, nos informó que la paciente ingresó al instituto el 24 de noviembre de 2015, con diagnóstico de cáncer de mama izquierda. “El resultado de la biopsia reveló carcinoma ductal infiltrante grado 3. La paciente inició el tratamiento con radioterapia. Recibió siete sesiones de diez programadas. Se suspendió la radioterapia y se decidió volver a la quimioterapia”, relató el médico.
Según el director, la paciente fue remitida a su hospital por la doctora Romina Gómez, del Hospital de Itauguá. “Aquí la atendió la doctora Adriana Mongelós”, contó. La doctora Mongelós es la misma que, según la versión de Sixta, se había negado a revisarle la herida, diciéndole que fuera a Urgencias.
El doctor Rolón refiere que, posteriormente, el caso se le presentó a la doctora Ramírez, mastóloga, quien vio un cuadro infeccioso, e indicó antibióticos a Sixta.
“No consideramos necesario otro tipo de tratamientos. Se decide la continuidad de la radioterapia, además de antibióticos y antiinflamatorios”, explicó el director.
Según los datos que nos proporcionó Julio Rolón, las últimas consultas que realizó Sixta Irala en el Instituto del Cáncer se registraron el 30 de diciembre y el 22 de enero, fechas en las que se habría realizado quimioterapia.
Más allá de las versiones distintas, lo que necesita Sixta Irala en estos momentos es una atención médica de calidad, e iniciar un tratamiento adecuado. Además, la mujer apela a la solidaridad de la ciudadanía, y deja su número de teléfono para quienes deseen donar gasa, agua oxigenada, guantes, tapabocas, pañales para adulto, suero, alimentos y otros insumos que puedan ser útiles para contribuir al bienestar de Sixta. Si desea ayudar, puede comunicarse a los siguientes contactos:
Natalia Boscarino: (0985) 530-336
Sixta Irala: 0983-480-418 - 0984-570-279