Cargando...
El senador José Oviedo impulsa un proyecto legislativo que busca reducir el horario laboral en Paraguay de 48 a 40 horas semanales, una iniciativa que ha generado un intenso debate entre sectores políticos, empresariales y sociales.
El legislador fundamenta su propuesta en la experiencia internacional, argumentando que países que han adoptado esta medida han experimentado mejoras en su productividad. “Casi el 70% de los países en el mundo trabajan 40 horas o menos y son muy productivos”, afirmó. Además, recordó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomendó desde 1962 implementar jornadas más cortas para equilibrar trabajo y calidad de vida.
Oviedo destacó que los países con mayores ingresos per cápita trabajan menos horas y sostuvo que, más allá del impacto económico, la reducción beneficiaría a los trabajadores. Con jornadas más cortas, los empleados podrán descansar más, pasar tiempo con sus familias e incluso capacitarse mejor, indicó el senador.
Lea más: Reducción del horario laboral: plantean debate y manifiestan preocupación por maltratos a empleados
Rechazo desde el sector empresarial
Por otro lado, representantes del sector empresarial se oponen a la iniciativa, señalando que Paraguay no cuenta con las condiciones necesarias para que esta medida sea viable. Luis Tavella, presidente de la Federación Paraguaya de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Fedemipymes), advirtió que la reducción horaria incrementaría los costos laborales, afectando especialmente a las micro, pequeñas y medianas empresas, que constituyen el 98% de las unidades económicas del país.
Puntualizó que en nuestro país 320.000 microempresas facturan menos de G. 10.000.000 mensuales. Este escenario no permite absorber los costos adicionales que implicaría contratar más personal para cubrir las horas reducidas, explicó Tavella.
Eugenio Caje, de la Asociación de Importadores y Comerciantes del Paraguay (Asimcopar), coincidió con esta postura. Según Caje, una jornada más corta podría acelerar la automatización de procesos, lo que podría traducirse en la disminución de empleos. “Habrá menos necesidad de cajeros o vendedores tradicionales, lo que generará un impacto negativo en la oferta laboral”, advirtió.