Cargando...
La actividad se realizó esta mañana en la Dirección General de Empleo y el informe fue presentado por Ignacio Apella, economista para protección social para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. El documento aborda dos tendencias para el sector, por un lado la transición demográfica hacia una sociedad más envejecida y por otra parte, el cambio tecnológico sesgado a procesos automatizados de producción. En el marco de estos reportes, se destacó que Paraguay goza de una posición privilegiada en la región sobre la cantidad de jóvenes sobre la estructura total de su población, por lo que su transición hacia una población más envejecida apenas está iniciando, que es conocido también como “bono demográfico”.
Lea más: Bono demográfico, "oportunidad irrepetible"
En 2021, la población de edad de trabajar, es decir aquella que se encuentra en el rango de los quince y los 64 años de edad, representaba el 65% del total, mientras que los adultos mayores de 65 tenían una participación de tan solo el 7%.
Dicha estructura etaria de la población cambiará en las próximas décadas. En este sentido, se espera que la población entre quince y 64 años alcance su participación máxima en 2044, comenzando a reducirse a partir de dicho año. Por el contrario, la población mayor de 65 años mantiene una tendencia creciente en su participación y alcanzaría el 13% en 2050 y el 27% en 2100, según el estudio.
Desafíos en educación y empleo
La ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carla Bacigalupo manifestó que la educación es fundamental para promocionar el empleo. “Consideramos que la educación es clave para la promoción y generación de empleo y también para el aumento de la productividad de los índices de innovación de nuestro país; por lo tanto, necesitamos un plan especial que aborde las diferentes brechas que tiene Paraguay, brechas que todavía tenemos que superar por la falla histórica del sistema educativo”, sostuvo.
“Desde el Banco Mundial consideramos que este tipo de análisis aporta valor. Ayudan a ver las tendencias, comprender las particularidades del Paraguay y tener elementos que permiten al país estar mejor preparados para generar las estrategias y políticas públicas necesarias para aprovechar las oportunidades y minimizar los posibles efectos adversos de estas tendencias. Reitero el compromiso de seguir aportando al Paraguay no sólo en el análisis sino en el diseño del camino que permita al país avanzar en tomar las medidas que le permitan disminuir las brechas, así como avanzar en un camino de desarrollo sostenible e inclusivo”, expresó a su vez Matilde Bordón, Representante Residente del Banco Mundial en Paraguay.
El bono demográfico
El estudio revela que desde el punto demográfico, Paraguay es uno de los países más jóvenes de la región y que apenas se encuentra iniciando su transición demográfica hacia una población más envejecida, es decir, comenzando lo que comúnmente se conoce como el bono demográfico.
Lea más: Juventud en Paraguay: oportunidad para aprovechar su potencialidad de productividad y creatividad
Esta característica, según detalló el especialista del Banco Mundial es que lo distingue al Paraguay de la mayoría de sus países vecinos, es una fuente potencial de crecimiento económico para las próximas décadas, la cual debería ser aprovechada desde su inicio para sentar las bases del crecimiento una vez que el país ingrese en la etapa de envejecimiento.
Los desarrollos analíticos recientes sugieren que mientras la etapa del bono demográfico se caracteriza por ser la más favorable para el crecimiento económico, una vez finalizada y entrado en la etapa de envejecimiento, ésta puede ser fuente de restricciones e incluso de inestabilidad macroeconómica.
Desde esta perspectiva, uno de los desafíos que enfrentan los países de la región es lograr mantener tasas sostenidas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita una vez alcanzada la etapa de envejecimiento. En otras palabras, el reto de los países que transitan hacia una sociedad envejecida es lograr “hacerse ricos antes de hacerse viejos”, expresaron los técnicos del Banco Mundial.
El cambio tecnológico
La transición demográfica está sucediendo a la par de otra tendencia global: el cambio tecnológico y la automatización de tareas, cuya importancia radica en las posibilidades que ésta brinda para lograr incrementos en la productividad total de la economía. Innovaciones como las comunicaciones digitales y la robótica pueden representar una ganancia en términos de eficiencia para la economía e impulsar la productividad de la economía necesaria para sostener el crecimiento económico, una vez ingresado el país en su etapa de envejecimiento.
No obstante, este proceso también trae consigo desafíos para el mercado laboral. En efecto, si las políticas públicas no incorporan en su diseño el cambio tecnológico no podrán aprovechar las oportunidades que éste crea. Por el contrario, podría producir una polarización del mercado laboral y profundizar situaciones de desigualdades preexistentes.
Para poder aprovechar las oportunidades que crean las tecnologías de innovación, los trabajadores necesitan contar con habilidades que les permitan desempeñarse de forma eficiente en los nuevos entornos productivos y complementariamente con dichas tecnologías. Las habilidades de mayor demanda en los próximos años no serán técnicas, sino de alto orden cognitivo y socioemocional. Por lo tanto, el sistema de formación de Paraguay debería concentrar sus esfuerzos en proveer estas habilidades no solo a las nuevas generaciones que se incorporarán al mercado de trabajo, sino también a los trabajadores actuales, señalaron las autoridades en la presentación del informe.
El estudio propone dos dimensiones en las cuales hay espacio para trabajar:
1. Fortalecer los programas de formación continua con acciones estratégicamente dirigidas a reentrenar a los trabajadores y promover habilidades y conocimientos demandados en el mercado laboral.
2. Repensar el sistema educativo en su conjunto, saliendo del esquema enciclopedista basado en el aprendizaje de memoria e ir hacia un esquema de trabajo en proyectos promoviendo el pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas con la promoción de habilidades socioemocionales y cognitivas complejas, además de las técnicas específicas.
El documento fue elaborado por Ignacio Apella, Matilde Pereira Elola y Gonzalo Zunino, especialistas del Banco Mundial.