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Al respecto, la doctora Mirta Estela Ortiz, técnica de la Unidad de Promoción de Actividad Física, dependiente de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud Pública, afirma que una persona que realiza actividad física diaria está construyendo su protección contra cáncer de mama y colon, reduciendo el riesgo de contraer estas enfermedades, entre un 30 a 40%.
Nuevas evidencias científicas citadas en las Guías de Actividad física 2018 del Comité Consultivo - Reporte Científico, publicado por equipo de expertos de la Universidad de Standford - California (USA), reportan que esta protección ayuda a prevenir también cáncer de los siguientes órganos como la vejiga urinaria, el estómago, esófago, pulmones, endometrio y riñones.
Ortiz destaca muy importante insistir en adoptar un estilo de vida activo, realizando algún tipo de ejercicio físico elegida según el agrado de cada persona, disfrutando del mismo en condiciones climáticas confortables, en horas tempranas de la mañana o a la tardecita-noche.
Expone que el plan de entrenamiento indefectiblemente debe estar supervisado por un profesional idóneo del área de la Educación física y deportes, especializado en prescripción del ejercicio para personas sanas y aquellas con alguna comorbilidad de base (exceso de peso, obesidad, diabetes mellitus, hipertensión arterial, osteoartritis).
Recomienda la práctica de actividad física con una intensidad que no sofoque y permita respirar cómodamente, y progresivamente pasar de modera a vigorosa intensidad.
Para que el efecto protector del ejercicio físico funcione plenamente, sostiene que se necesita además contrarrestar el comportamiento sedentario, condición que se denomina al estar mucho tiempo sentado durante la jornada laboral, doméstica o de estudio. Para ello, aconseja levantarse del asiento al menos cada 3 horas y realizar una “pausa activa” que consiste en estiramientos de brazos y piernas, para luego continuar con la rutina. Recomienda igualmente subir y bajar escaleras, caminar más. “Además de reducir su peso, mejoran la condición metabólica, es decir se reduce el azúcar en sangre (glicemia) y de esa manera el riesgo de padecer Diabetes Mellitus tipo 2 es menor. Los valores de triglicéridos y colesterol LDL (colesterol malo) disminuyen también e incrementan el colesterol HDL (colesterol bueno), mejoran la condición cardiovascular y respiratorio, alejando los infartos y accidentes cerebrovasculares”, explica.
Otro aspecto que favorece el estilo de vida activo es la salud mental. La práctica de ejercicios contribuye a mejorar el estado de ánimo, fortalece la autoestima, ayuda a controlar los niveles de estrés elevados, la depresión, los momentos de ansiedad yugula, acrecienta la atención y memoria reciente, optimiza la calidad del sueño tanto en su duración y la profundidad del mismo.
La profesional médica hace hincapié en el valor de la hidratación constante a lo largo del día, principalmente en esta época de mucho calor para evitar la deshidratación. Aconseja el consumo de agua en pequeños volúmenes, cada 15 minutos y más aun con la práctica del ejercicio, antes, durante y después de la sesión de caminata o entrenamiento.
Finalmente, la doctora Mirta Ortiz sugiere acompañar el menú del día con una abundante porción de hortalizas y verduras frescas como otro factor de protección contra el cáncer, especialmente el de colon, por el aporte de fibras. “Las frutas son también esencialmente importantes”, destaca.