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Recientemente, el diputado liberal llanista Édgar Ortiz reflotó un proyecto de ley que plantea la castración química como castigo para los autores de abusos sexuales, debido a los últimos hechos que tuvieron como víctimas a dos niñas.
El Dr. Cecilio Cano Flores, especialista en urología, destacó que la castración química es utilizada desde hace varias décadas, pero como tratamiento para afecciones como el cáncer de próstata, cuando se necesita reducir drásticamente la producción de hormonas masculinas. Este tratamiento consiste en la utilización de medicamentos que reducen o anulan los efectos de las hormonas masculinas producidas por los testículos.
Pueden utilizarse antiandrógenos, como hormonas femeninas o progesterona o bloqueantes androgénicos: Flutamida o Bicalutamida. “Los efectos más drásticos se consiguen con drogas que actúan a nivel de la hipófisis, bloqueando la producción testicular de andrógenos o testosterona, llegando a niveles similares a la castración quirúrgica”, añadió el especialista.
Una vez que el tratamiento comienza a surtir efecto, el paciente empieza a sufrir de impotencia y disfunción sexual, disminución de la libido y también de la erección. Sin embargo, cabe destacar que el efecto no es permanente, es decir que cuando el paciente deje de recibir las dosis podrá recuperar la libido y la erección.
Este tratamiento también causa efectos colaterales como sensación de calor, fatiga, descalcificación, ginecomastia (aumento de las glándulas mamarias), pérdida del vello, feminización del paciente, aumento de los niveles de colesterol y triglicérido e incremento del riesgo de eventos cardiovasculares.
Los medicamentos pueden ser suministrados vía oral, con una pastilla al día, o a través de inyecciones mensuales, semestrales o trimestrales.
¿Es la solución para reducir abusos?
Alrededor de nueve estados de los Estados Unidos de Norteamérica implementan la castración química como pena por cometer crímenes sexuales contra los menores, al igual que países como Polonia, Rusia, Corea del Sur, Modalvia y Estonia. No hay muchos estudios sobre su efectividad para reducir los números de abusos en dichas naciones, pero, ¿qué dicen los expertos sobre su uso como una condena para los abusadores?
“Como médico, si no tiene cáncer, no recomiendo (la castración química)”, respondió el especialista. Recordó que este método debe ser utilizado para mejorar la calidad de vida del paciente con cáncer, no para producir deterioro físico o mental de las personas.
“Estaríamos usando una medicación no para tratar una enfermedad individual sino una enfermedad social. Que haya violencia contra las mujeres y niños es consecuencia de un deterioro social, entonces la solución debería ir por la educación, la Justicia y la aplicación de mecanismos de control más severos”, recomendó.
El Dr. Cano aseguró que el paciente que reciba la castración química no va a perder su “perversión mental” ni los sentimientos de superioridad que lo llevan a cometer abusos sexuales y violaciones.
La médica psiquiatra y psicoterapeuta Mirta Mendoza coincidió con la visión del médico, pues, pese a no tener experiencia directa en pacientes castrados, considera que los abusos son cometidos por seres “emocionales y racionales” y los sentimientos no pueden ser controlados por la castración química.
¿Qué motiva al abusador?
La psiquiatra aseguró que es imposible definir el perfil psicológico de un abusador, pero principalmente guarda relación con la sociedad machista en la cual se desarrolla y la necesidad de imponer fuerza. “Tiene que ver con una cuestión de poder y considerar a las otras no como personas sino objetos de su propiedad”, mencionó.
Añadió que también se debe hablar de la competitividad entre hombres. “Eso ha visto una sociología que analiza todo sobre la violencia contra las mujeres. Ella vio que (los abusos) no solamente se generan por ver que ‘sos mi objeto’, sino que se desarrollan en una situación de: ‘Si yo no hago esto, soy menos a la vista de mis congéneres’. Es una situación de competitividad, que forma parte de cómo se socializa el ser hombre, de cómo la sociedad dice que se tiene que comportar un hombre y una mujer”, precisó.
En ese sentido, explicó que las conductas impuestas para los hombres son negativas no solamente para las mujeres y los niños víctimas de violencia y abusos, sino que también ellos mismos sufren por el machismo. Por ejemplo, mencionó que la expectativa de vida de las mujeres es 5,8% más que en los hombres a nivel mundial y en América Latina, los hombres de entre 15 y 49 años mueren 15 veces más rápido que las mujeres.
¿Por qué sucede eso y qué tiene que ver con el machismo? Según la evaluación de la Dra. Mirta, el hombre generalmente decide no consultar con el médico ante las afecciones porque debe mostrar fortaleza, lo cual deriva en problemas graves de salud y, al hablar desde el área de salud mental, ocasiona una tasa alta de suicidios en los varones.
“Además, tiene que ver con sus propias conductas: manejar alcoholizado, ser competitivo, practicar sexo sin protección y adquirir enfermedades de transmisión sexual”, añadió.
Con respecto a la castración química, dijo que esa medida impide la erección y el orgasmo, pero el deseo sexual no es solamente una cuestión hormonal sino también depende de la construcción mental de cada abusador. “El abuso no es solo violación, también es un toqueteo o manoseos, relaciones sexuales no consentidas que no solamente se realizan a través de la penetración vaginal. Se puede penetrar con otros objetos y eso le da placer a la otra persona”, añadió.
Ministerio de Justicia también lo considera inaplicable
Actualmente, alrededor de 1.000 personas están recluidas por cometer hechos punibles contra la autonomía sexual, como violaciones y abusos a adultos y menores de edad. El viceministro de Política Criminal del Ministerio de Justicia, Rubén Maciel Guerreño, resaltó que el proyecto de castración química para reducir esos números, primeramente, no condice con las normativas de derechos humanos ni constitucionales.
De igual manera, destacó que se contrasta con el Código de Ética de los Médicos. “Hablé con el director de Salud Penitenciaria y me explicó que el médico aplica medicamentos con la intención de beneficiar a la salud, no de perjudicarla”, destacó el viceministro.
Por otra parte, destacó que también sus especialistas le señalaron que la castración química no va a reducir los delitos sexuales porque los que los cometen pueden seguir sintiendo placer al cometer sus abusos con otros objetos, no solamente con sus órganos que se verán afectados con la impotencia.
Sobre cuáles considera que deberían ser las medidas a tomar para reducir estos hechos, consideró que se debe tomar intervención en el aspecto social y educativo.
Adelantan acciones internacionales
Desde la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) afirman que, en caso de aprobarse la castración química, sería totalmente inconstitucional e iría en contra de varios tratados internacionales.
Óscar Ayala, secretario general de la organización, adelantó que, en definitiva, están en contra de este tipo de medidas. “Tienen implicancias en prohibiciones expresas que tiene el Paraguay con respecto a no atentar contra la integridad y la vida de las personas. Penas de esa naturaleza son totalmente contradictorias a la Constitución Nacional y los tratados internacionales a los cuales nos hemos adherido”, aseguró.
En ese sentido, advirtió que no solo no acompañarán el proyecto sino que, en caso de que llegue a prosperar, estarán preparando una denuncia para que el país rinda cuentas ante los diferentes organismos que deben regular el cumplimiento de los tratados internacionales.
Por ejemplo, mencionó la violación del Pacto de San José, debido que el Paraguay se adhirió a la Convención Americana de los Derechos Humanos y, por ende, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos puede accionar contra el Estado en caso de que se apruebe la castración química.
En conclusión, los urólogos, médicos penitenciarios, psiquiatras, defensores de los derechos humanos y el mismo Ministerio de Justicia consideran que la castración química es inaplicable. Todos coincidieron que esta pena no solo atentaría contra los derechos humanos y las leyes nacionales e internacionales, sino que no reduciría las cifras de abusos sexuales en mujeres y niños. Por ese motivo, concluyen en que el proyecto que se está debatiendo en el Congreso no puede ser aprobado.