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Alrededor de 43 millones de personas que viven en la mayor economía de Europa tenían trabajo el año pasado, un alza de 0,8 por ciento respecto al 2014 y el décimo segundo incremento anual consecutivo, mostraron datos de la Oficina Federal de Estadísticas.
El organismo dijo que el empleo alemán se vio impulsado por el influjo de trabajadores desde países del Europa del Este, incluyendo Rumania, Bulgaria y Croacia, sumado a ciudadanos de las naciones más afectadas por la crisis de la zona euro, como Grecia, Portugal y España. En tanto, más personas que ya viven en Alemania encontraron empleo gracias a la fortaleza de la economía. La tasa de desempleo en Alemania había alcanzado varias veces en el 2015 mínimos mensuales tras la reunificación y en noviembre cayó a 6,3 por ciento, desde 6,4 por ciento en el mes anterior, según datos de la Oficina Federal de Empleo. Los datos de diciembre serían difundidos este martes 12 de enero. Ciudadanos croatas han podido trabajar en Alemania sin restricciones desde comienzos de julio, mientras que rumanos y búlgaros han podido buscar empleo en todos los países de la Unión Europea sin un permiso de trabajo desde principios del 2014. Alemania registró un influjo récord de inmigrantes de 1,09 millones el año pasado, según un diario. Muchos todavía no están trabajando, lo que significa que la correlación entre esa cifra y el crecimiento del empleo fue muy limitada, si es que tiene relación, dijo la oficina.
Holanda en la presidencia
Holanda inició la semana pasada oficialmente la presidencia semestral de la UE y lo hace en un momento especialmente complicado por los enormes retos que afrontan los Veintiocho con la crisis de refugiados y el terrorismo yihadista, pero también con la cuestión británica y la aún frágil economía y un desempleo alto, informó EFE desde Bruselas.
El Gobierno de coalición del liberal Mark Rutte toma las riendas del Consejo de la UE hasta el próximo 30 de junio, consciente de que será el foco de atención en este entorno difícil.
El pistoletazo de salida de la presidencia será el 7 de enero cuando Amsterdam, donde se celebrarán las reuniones ministeriales informales, recibirá la visita del colegio de comisarios.
El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, ya dijo en la última cumbre europea del año que no se hace “ninguna ilusión” con respecto a 2016, y recalcó que “las crisis que tenemos seguirán y otras nuevas vendrán”.
La Haya vuelve a presidir la UE 12 años después de la última vez, en la segunda mitad de 2004, cuando se decidió dar el estatus de país candidato a Turquía, que ahora vuelve a estar en el centro de la política comunitaria por el importante papel que puede jugar, esperan los líderes, para frenar la entrada de refugiados en Europa.
Pero Holanda, cercana a Alemania en su ortodoxia financiera y al Reino Unido en su deseo de que la UE solo decida sobre lo esencial, está ya acostumbrada a moverse en tiempos turbulentos. Lo ha demostrado cuando presidió la Unión en el segundo semestre de 1991 y el primero de 1997 y lideró las cruciales negociaciones que resultaron en los Tratados de Maastricht y de Amsterdam.
Tras los atentados del 13-N en París y el flujo de refugiados, la UE está “ante una de sus pruebas más difíciles”, según dijo recientemente el ministro holandés de Exteriores, Bert Koenders, en una carta sobre el estado de la Unión dirigida a su Parlamento. “La UE afronta un gran flujo de personas que huyen de la guerra y de la opresión. En las fronteras del este, la geopolítica de antaño parece regresar, y dentro de la UE sobrevuela la amenaza de la fragmentación. Los terroristas atacan nuestro estilo de vida, en un intento de difundir miedo y mostrar divisiones en nuestras sociedades”, señaló el político laborista.