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Recientemente, fuimos testigos en Brasil de la presentación de los resultados preliminares del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) sobre el Censo Nacional que llevaron adelante desde el 1 de agosto del 2022. El Brasil realiza la modalidad de un Censo de Derecho (registrar a las personas según su lugar de residencia habitual), programado inicialmente para 3 meses y extendido a 10 meses finalmente.
La tarea, por las descripciones hechas por sus directores, no estuvo exenta de dificultades, tanto en el plano técnico como logístico y las noticias falsas que se difundían usualmente en redes sociales. No obstante, gracias al gran esfuerzo del IBGE y el acompañamiento de la gente, luego de 12 años han podido actualizar sus proyecciones de población alteradas por los cambios de la transición demográfica y publicar sus primeros datos, que indican un total de población de 203.062.512, lo cual tiene un valor inconmensurable para la formulación de políticas públicas y el desarrollo del país.
Dos datos muy reveladores representan, en primer término, un crecimiento del 34% en la cantidad de viviendas en los últimos 12 años, y en segundo lugar una sostenida disminución del ritmo de crecimiento poblacional, expresado con una tasa media geométrica de crecimiento anual, de 2.99% en la década de 1950 a 0.52% en la última década.
Asimismo, asistimos como observadores internacionales al desarrollo del Censo de población y viviendas del Uruguay, censo también en modalidad de derecho, con una variante de autocenso en línea, donde constatamos innovaciones interesantes que han podido concretar gracias a la gran conectividad digital con que cuenta el país, institucionalidad y solvencia técnica de los colegas del Instituto Nacional de Estadística uruguayo.
En Paraguay estamos a punto de presentar los resultados preliminares del censo nacional hecho el pasado 9 de noviembre, que tuvo sus días posteriores de recuperación, de manera paralela al tiempo asignado para el empadronamiento en áreas rurales y en comunidades indígenas, respectivamente. Este proceso fue antecedido por una logística inversa para la recuperación de los cuestionarios distribuidos en todos los barrios de la república, un exhaustivo control de calidad o precrítica, complementado finalmente con una encuesta de evaluación de la cobertura censal (encuesta pos-censal) y varios ejercicios de evaluación censal, acompañados por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés). Otra buena práctica constituye la socialización del proceso con un comité de población que reúne a expertos nacionales de las distintas instituciones, formuladoras e implementadoras de políticas públicas como así también a investigadores independientes. Hasta la fecha, se realizaron tres reuniones, una general con todos los integrantes y otras dos con instituciones específicas e investigadores, que cuentan con registros que permiten contrastar la dinámica de las principales variables demográficas (nacimientos, defunciones, asistencia escolar, movimientos migratorios).
Con seguridad, la información que nos proporcionará el Censo Nacional de Población y Viviendas 2022, a ser presentada el próximo jueves 31 de agosto, será una herramienta robusta que reflejará el estado actual de los paraguayos en materia de acceso a los principales servicios, materialidad de la vivienda, acceso a la educación formal, mortalidad, fecundidad, el estado de la discapacidad, la situación de los pueblos indígenas, entre otros datos. Es claro que la evidencia es la única forma de medir la calidad de vida de los compatriotas y elaborar las políticas más adecuadas para cada escenario resultante del empadronamiento.
Estamos convencidos de que esos datos habrán de servir de manera superlativa al sector público y al privado, así como a las organizaciones del exterior que apoyan diversos programas de desarrollo con el Paraguay. Los resultados de un censo nacional tienen que servir para que una República emprenda el seguimiento focalizado de lo que ya está siendo ejecutado y plantear nuevas acciones mirando la nueva reconfiguración demográfica en el territorio.
Además, se constituyen en un marco del cual pueden extraerse muestras probabilísticas para investigaciones específicas de mayor complejidad, que permiten dar un seguimiento más continuo a indicadores sociales o económicos, es decir, sin un censo no se pueden realizar encuestas trimestrales de empleo o contar con cifras anuales de pobreza monetaria o multidimensional.
Las gobernaciones y municipios que tendrán información actualizada de sus zonas geográficas y el sector empresarial también, podrán visualizar la posibilidad de abrir nuevas estrategias productivas y de negocios, que mejoren los niveles de inversión, generando más oportunidades en diversos puntos del país. En definitiva, el área técnica del Instituto Nacional de Estadística (INE) vino trabajando de forma afanosa en el procesamiento de todos los datos recopilados en noviembre pasado, con el objetivo de entregar al Estado y los ciudadanos en general un vigoroso instrumento estadístico, que oriente al Paraguay hacia un desarrollo y progreso colectivo.
Empleo
Sin un censo, no se pueden realizar encuestas trimestrales de empleo, o contar con cifras anuales de pobreza monetaria o multidimensional.
Negocio
Información actualizada de sus zonas tendrán las gobernaciones y los municipios así como el sector empresarial para abrir nueva estrategia productiva y de negocio.
Políticas
La evidencia es la única forma de medir la calidad de vida de los compatriotas y elaborar políticas más adecuadas para cada escenario resultante del empadronamiento.
(*) Director Nacional del Instituto Nacional de Estadística (INE).