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–¿Cuál es su molestia por ese anuncio del Gobierno de apretar con las recaudaciones?
–El impuesto a la renta personal se hizo con el objetivo de que todas las personas les pidamos factura a los comercios y a las empresas. Nadie pedía factura hace unos años... Es un enorme error de Hacienda mediatizar el tema provocando titulares tales como “Millonarios no pagan impuestos...”. Eso es populismo...
–¿No es cierto?
–Además, que no es cierto. Y, si fuera cierto, que hagan cumplir las reglas, y si quieren cambiar las reglas que no recurran a un mecanismo torpe, perjudicial para los emprendedores grandes y pequeños del país. En este país ser emprendedor, ser empresario es un martirio con la infraestructura institucional que tenemos. Hasta las empresas grandes, incluso las multinacionales que tienen contratados estudios jurídicos de primer nivel, no tienen ganas de estar peleándose con el Estado paraguayo por las reglamentaciones, las obstrucciones, las dificultades, los abusos de poder. Ni les preguntemos a los microempresarios, a los talleres mecánicos, despensas, etc., que tienen que lidiar con la confusión y la burocracia.
–Ellos dicen que los millonarios evaden...
–No usan la palabra “evaden”, pero insinúan, y mienten...
–Pero puede haber. Hay...
–Y, bueno, si hay es problema de ellos. Ellos dicen: “se elude”, “se abusa”. Algo así acusaba Hillary Clinton a Donald Trump, de haber eludido el pago de impuestos o una cosa así. A mí no me pareció correcta esa acusación. Cómo el Estado va a permitir que Trump evada impuestos. Pero había sido que Trump de manera legal hacía sus operaciones para pagar la menor cantidad de impuestos posible. Eso no significa evadir el pago de impuestos. Hoy los comercios aquí ya no pueden evadir. El IRP recauda. El Estado logró multiplicar sus ingresos por dos, por tres y por cuatro, y sin contar con los ingresos por tasas e impuestos municipales, las binacionales. El Estado dispone de muchísimo más dinero que antes. Lo que pasa es que se cargó demasiado dinero en una latona agujereada...
–¿Por el despilfarro?
–No se arregló el recipiente. No se hizo la cacareada reforma del Estado. No se mejoró la calidad del gasto: se gasta de balde, se gasta de más, y yo no quiero caer en citas populistas nomás: tenemos la niñera de oro, el chofer de oro, el mecánico de oro, el coquito de oro y todas esas historias que conocemos. Y encima nos vienen ahora a decir con titulares denigrantes y de forma arrogante y soberbia que nos van a tocar el impuesto...
–Por lo visto se vieron en una necesidad urgente de recaudar...
–La otra vez en una publicación leí que apenas 48.000 personas están alcanzadas por el impuesto a la renta personal, lo cual hace estimar que hay una evasión tremenda. Yo no le culpo a la señora Marta (González, jefa de Tributación) porque su trabajo es recaudar a como sea, aun cuando pareciera que en muchos casos lo hacen de manera arbitraria, incluso ilegal; ejemplo, la retención del IVA a más de 3.000 empresas, 600 millones de dólares que retienen de manera arbitraria y que no devuelven a quienes realmente pertenecen. Lo que yo observo es lo inoportuno que es el tratamiento de este tema; inoportuno económicamente, administrativamente, políticamente.
–¿Por qué se evade tanto si los impuestos son tan bajos?
–Nominalmente los impuestos son bajos, pero son caros en relación a lo que recibimos a cambio. Se recibe muy poco. En el campo, los caminos, la extensión eléctrica son obra del sector privado. Las únicas rutas lindas del Paraguay son las mantenidas por las cooperativas o asociaciones de usuarios de esos lugares por donde pasa la ruta. Para irme a mi estancia yo pago G. 50.000 a una comisión vecinal que cuida la ruta nacional General Díaz.
–Ni hablar de la Transchaco.
–Yo conozco mucho esa ruta. Ha tenido un proceso de deterioro feroz. Veo que están arreglando pero uno se pregunta ¿son idiotas los grandes inversionistas que van y eligen países en donde las tasas impositivas son mayores y los impuestos más caros en vez de venir a nuestro país donde los impuestos son tan bajos?
–Entonces, ¿uno puede decir “voy a hacer justicia. No le pago más al Estado”?
–La mitad de la gente que evade dice eso. El Estado tiene que darme seguridad, pero la realidad es que yo pongo guardia aparte, alambrado, cámara. Con todo entran los ladrones y si al delincuente le pasa algo tengo que ir yo a explicar al juez...
–En la campaña electoral el discurso que prende después es el de pobres contra ricos...
–Ese es un buen discurso. Por cierto hay razones para estar molestos con muchos ricos. Cuando la diferencia es por unas riquezas aparecidas de la noche a la mañana y de orígenes dudosos, eso es demasiado irritante. Entonces, el discurso rico versus pobre es fácil de encender en Paraguay. Yo voto para que se le meta preso a quien haya tenido la riqueza malhabida y que se le embarguen y se le quiten sus bienes. No hay problema. Pero no nos ayuda en nada el discurso generalizado de los pobres contra los ricos.
–¿Por qué no prende la tercera vía en la política?
–Yo creo que prende. Lo que pasa es que no prende tan rápido como nos gustaría. Hay nuevos grupos que quieren contribuir con una nueva y distinta forma de hacer política, pero en la mayoría de esos casos meten un pie y son arrastrados por el torbellino para hacer más de lo mismo.
–Las mismas corrupciones, en definitiva...
–Quizás en menor escala...
–Por falta de experiencia...
–Por falta de experiencia o por falta de equipo. En cualquiera de los grandes partidos hay verdaderos profesionales.
–Los diller (dealer’s)...
–Los otros son caballos locos. Pegan un manotazo acá, otro allá, le roban la cartera en la vereda a una señora y se ponen a correr..., los otros no. Los otros son profesionales. Yo siempre digo que la Cámara de Diputados, la que peor imagen tiene, no es la selección de los más malos del Paraguay. Es nuestro espejo.
–¿No hay un nuevo proyecto Fadul para desafiar estas contradicciones?
–Por ahora no hay nada. Podría contribuir, pero tenemos que participar con mayor humildad, con mayor respeto, con más cuidado. No sirve de mucho bajar a la cancha como el Llanero Solitario, como el Espadachín de la Luz que va a entrar a barrer con la maldad. Aprendí que no es así. Si no miramos nuestra resonancia magnética y nuestra radiografía vamos a seguir diciendo: ellos son los malos, yo soy el bueno... Procuraría no prometer milagros exagerados...
–¿No es mejor ir a uno de los grandes partidos como Cartes?
–Bueno, el mismo Mario Ferreiro estuvo charlando con Patria Querida antes de entrar en estos otros grupos; Arnaldo Wiens, Eduardo Petta, Arregui, el propio Lugo y no sé cuántos otros más hicieron lo mismo. Nosotros analizamos esa posibilidad. Mi conclusión personal fue que el Partido Colorado y el Partido Liberal son extraordinariamente buenas herramientas electorales pero no tan buenas herramientas políticas para generar los cambios. Cartes es el ejemplo. Se ve obligado a transigir y prometer más de lo mismo, echando por tierra el esfuerzo de tres años y un sacrificio político y económico personal seguramente. Si queremos un motor que funcione tiene que ser otro y con otra clase de combustible...
–¿Termina gravitando eso de “más de lo mismo”?
–Sin embargo creo que desde el Encuentro Nacional de 1993 y Patria Querida de 2003 los jóvenes y los no tan jóvenes se han dado cuenta de que se pueden formar movimientos y grupos de trabajo que no se encuadren precisamente en el Partido Colorado y en el Partido Liberal. El ciudadano común también se ha dado cuenta de que es importante salir a la calle a manifestarse. A nadie ayuda quedarse a dormir en su casa, y es bueno que la gente se levante de su silla, vaya y ayude...
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