Con el apoyo unánime de la Asamblea Nacional, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa declaró el Estado de Excepción, con toque de queda e intervención militar, ante el “conflicto armado interno” desatado por bandas ligadas al narcotráfico, tras la fuga de un jefe mafioso de una cárcel quiteña que él controlaba, tras enterarse de su pronto traslado a una de máxima seguridad, gracias a sus secuaces insertos en el aparato estatal. Cualquier semejanza con nuestra realidad... queda a criterio de nuestros lectores. Es de esperar que no sea aún demasiado tarde para impedir que el Paraguay corra la misma suerte que Ecuador, Colombia o México. Es preocupante el auge de la inseguridad, con el aumento de los casos de sicariato, asaltos y otros graves casos.
Se inicia un nuevo año, en principio con buenas perspectivas en el campo económico, lo que debería darle al Gobierno cierto aire y margen de maniobra para llevar adelante reformas y ajustes que necesita el país para restablecer equilibrios, mejorar el clima de negocios para inversiones nacionales y extranjeras que generen empleo y crecimiento. Entre los desafíos más importantes y prioritarios se pueden mencionar la necesidad de elevar de inmediato la calidad de la educación pública, la seguridad, el sinceramiento y recomposición de las finanzas públicas, avanzar en la reforma previsional, y la regularización de los beneficios que le corresponden a nuestro país en las hidroeléctricas binacionales.
Oficinas del Puerto se encuentran abandonadas y en deplorable estado. El Estado paraguayo invirtió alrededor de 100 millones de dólares para su construcción.
Hoy nos acompañan los jefes de secciones de ABC Color: Osvaldo Cáceres, jefe de Judiciales y Policiales, Pablo Guerrero, jefe de Política, Gladys Benítez, jefa de Economía y Mariana Ladaga, Jefa de Locales. Nos hablan sobre las proyecciones para el 2024.
Los indicadores confirman el “rebote económico” que se esperaba para 2023, con un crecimiento estimado en torno al 4,5%, menor del que se pronosticaba al principio, pero de todas maneras uno de los más altos de América Latina. Ello ocurre después de varios períodos de recesión o estancamiento, primero por la pandemia y después por la devastadora sequía que causó estragos en la producción agropecuaria. Es una buena noticia, que permite terminar el año con cierto alivio y otorga algún margen de maniobra al Gobierno que inicia su mandato. Ojalá se hayan aprendido las lecciones del pasado y esta vez se evite el derroche y se aproveche el envión para fortalecer realmente las bases de una genuina y sostenible prosperidad a largo plazo.