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Aunque la presencia de sectores de ideología socialista no es inédita en el Poder Legislativo, la misma siempre fue marginal en la política paraguaya.
El resultado preliminar de las elecciones de ayer los coloca por primera vez como un actor político con un peso relativamente importante. No obstante y debido al hecho de que estos sectores llegaron en listas distintas, su fortaleza dependerá de que se unan en un solo bloque, algo sobre lo cual los representantes de unos y otros bloques ya se han manifestado predispuestos, inclusive en declaraciones previas a la elección de ayer.
Aunque no es posible aún confirmar plenamente, a partir de los datos preliminares, el número exacto de legisladores con los que contará la izquierda (se habla de que juntos el Frente Guasu y Avanza País llegarían a tener entre seis y ocho representantes en el Senado), es un hecho que se constituirán en la tercera fuerza. Hasta ahora ese espacio es ocupado por Unace, un partido de derecha que obtuvo en el 2008 nueve bancas y que ahora, de acuerdo a los resultados del conteo rápido, podría tener uno solo o ninguno, lo cual constituye uno de los mayores fracasos de estas elecciones. La debacle electoral oviedista es inclusive peor que la de Patria Querida que, de contar con cuatro representantes en el periodo 2008-2013, ahora no tendría sino uno.
En caso de confirmarse la unidad de los sectores de izquierda, habrá que ver qué estrategia despliegan en el próximo periodo, especialmente en cuanto a su relacionamiento con las bancadas de los partidos políticos tradicionales.
Una posibilidad es que se alíen con el PLRA para plantear un fuerte bloque de oposición al nuevo Poder Ejecutivo.
Tampoco se puede descartar absolutamente que los partidos tradicionales terminen aliados en el Congreso, como lo hicieron para el juicio político a Fernando Lugo, con lo cual dejarían en minoría a la izquierda.
De darse este último escenario, sin embargo, podría ser igualmente favorable a la tercera fuerza porque le permitirá diferenciarse claramente de los sectores políticos tradicionales.
La eventual alianza entre el PLRA y la ANR, que en estos momentos podría considerarse insólita, debido al nivel de enfrentamiento que tuvieron en la campaña electoral, no la será tanto dentro de unos meses, cuando el nuevo oficialismo necesite el respaldo legislativo para algunos proyectos y ofrezca cargos o, tal vez, impunidad a sus adversarios tradicionales.
Si los sectores de izquierda son capaces de desarrollar una política coherente e impulsar proyectos y propuestas favorables a la mayoría de la población, esta presencia importante que tendrán a partir del 1 de julio en el Parlamento, puede ser una pista de despegue para apuntar en un futuro próximo hacia objetivos políticos más ambiciosos.
mcaceres@abc.com.py