Cargando...
Las obras de vialidad urbana como el metrobús difieren sustancialmente de las obras viales ruteras. En el primer caso, al atravesar la malla urbana, no es aconsejable abrir frentes de obras muy extensas, para minimizar molestias a vecinos, y pérdidas económicas en caso de arterias con gran movimiento comercial, como es el caso de la avenida Eusebio Ayala.
Contrariamente, en las obras viales ruteras, por lo general a campo traviesa, y además se trata de construcción de terraplenados, la posibilidad de habilitar caminos de servicio (desvíos), permite abrir una o más zonas de trabajos de varios kilómetros. Y también es posible incorporar equipos pesados de gran rendimiento.
Contrariamente en las obras urbanas demanda abrir cajas (excavaciones), los equipos son de menor rendimiento, y como la franja de dominio es compartida por otros servicios, como red de agua potable, pluvioductos, alcantarillado sanitario, telefonía, cableados, ralentiza los trabajos, y para disminuir el impacto en la zona de influencia, es de rigor que los trabajos se inicien y se terminen en tramos de 4 a 6 cuadras como máximo.
Sin embargo, en el caso de las obras del metrobús a cargo de la Empresa Mota Engil, el Ministerio no debió permitir un frente de obra de casi 6 km que en tres años solo se completó 800 m, y el retraso en algunas tareas en el resto del tramo no permite habilitar plenamente la vía.
Trabajos diferenciados
Si bien en la obra del metrobús por sus características se dan dos tipos de trabajos bien diferenciados, nada impide avanzar simultáneamente en ambas tareas; el frente que corresponde a la construcción de las dos trochas de hormigón de circulación para los buses, cordones y paradas en el centro de la avenida, y en el otro frente para la reconstrucción de las calles laterales que incluye la excavación y carga de suelos, paquete estructural y carpeta asfáltica, traslado de columnas de media tensión y alumbrado público de ANDE, desagües pluviales, sumideros, cordones y veredas.
De las exigencias contractuales
Es sabido que el Pliego de Bases y Condiciones (PBC) para el llamado a licitación establece que el oferente debe acompañar el cronograma físico/financiero a su propuesta. Además, el cronograma (plan de trabajo), generalmente en sistema de barras, establece claramente las fechas de inicio y terminación de cada tarea o ítem.
Vale decir que tanto a la Fiscalización como al superintendente de obras del Ministerio no les habría pasado por alto esta aberración constructiva.
Incluso la Fiscalización mediante “órdenes de servicio” puede obligar a la contratista a completar las tareas que sean necesarias para avanzar en la habilitación de la vía, y el Ministerio verificar el cumplimento del cronograma en obra por parte de la contratista Mota Engil y Ocho A SA, a través de los certificados con las mediciones que mensualmente eleva la fiscalización para su pago.
Opinión de los vecinos afectados por la obra
En opinión del vecino Armando Leyers, el lento avance en la reconstrucción de las calles laterales perjudica por igual a los comerciantes, y a los residentes. “Nos vemos obligados a dejar de noche los vehículos en las calles laterales”, indicó el poblador.
Y la explicación del retraso de los trabajos que propiamente corresponden al metrobús, y que en la calle lateral se trabaje en forma salteada, y no vengan completando cuadra por cuadra, podría ser una presión al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones por parte de la contratista, en contubernio con los controladores [se refiere a la fiscalización] para obtener otras concesiones.
ccaceres@abc.com.py