¿Quién controla a Seprelad?

La Seprelad, encargada de la trazabilidad del sistema financiero del Paraguay, se niega a transparentar el origen de los fondos con los que se financió un encuentro internacional de Gafilat, que agrupa a 18 países de América para “prevenir y combatir el lavado de activos, financiamiento del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva”. La institución que exige a todos los paraguayos explicar, justificar y declarar cualquier movimiento de dinero que realice, así sea el préstamo de una cooperativa, los envíos de un familiar desde otro país o el depósito de los fondos para un viaje de fin de año, ha decidido que no tiene por qué transparentar un millonario movimiento de fondos que habrían aportado abogados, bancos, casas de cambio y hasta inmobiliarias para hospedar y agasajar a ejecutivos que también combaten el lavado de activos en sus países.

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La Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), encargada de la trazabilidad del sistema financiero de la República del Paraguay, se niega a transparentar el origen de los fondos con los que acaban de financiar un encuentro internacional del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat), que agrupa a 18 países de América para “prevenir y combatir el lavado de activos, financiamiento del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva”.

Parece un chiste pero no lo es. La institución que exige a todos los ciudadanos paraguayos explicar, justificar, transparentar y declarar cualquier movimiento de dinero que realice, así sea el préstamo de una cooperativa, los envíos de un familiar en el exilio económico o el depósito de los fondos para un viaje de fin de año, ha decidido que no tiene por qué transparentar lo que habría sido un millonario movimiento de fondos aportados por abogados, bancos, casas de cambio y hasta inmobiliarias para hospedar y agasajar a ejecutivos que también combaten el lavado de activo en sus países.

Seprelad no está presidida por cualquier persona. La encabeza la exfiscala de lucha contra delitos económicos Liliana Alcaraz, la misma que en charla con nuestro diario expresó con soberbia que tomó la decisión de que no va a transparentar el origen de los fondos con los que acaba de financiar hotelería, transportes, paseos y comidas de un centenar de hombres y mujeres que llegaron al Paraguay como parte de Gafilat. Está enojada, dice ella, porque nuestros medios usaron la palabra “bochorno”, entonces excusándose en una insólita rabieta, ha decidido no declarar las fuentes de financiamiento.

La funcionaria de marras cree tener el poder de violentar el espíritu de trazabilidad de fondos y de transparencia de la institución a su cargo para defender lo que ya es un escándalo: habría incurrido en un serio conflicto de intereses al pedir financiación privada a sujetos obligados de control del sistema financiero, y además, al haber invitado a participar de la reunión de expertos contra el lavado de dinero a dos de los más reconocidos abogados que defienden a investigados y hasta condenados por lavado de activos.

Mientras Paraguay aún sigue atravesando la evaluación para evitar caer en la lista gris, reservada a países que no combaten adecuadamente el lavado de dinero, la actual titular de Seprelad acaba de dar una muestra en vivo y en directo a sus pares de cómo se maneja en Paraguay la lucha contra este flagelo. Lo hizo pidiendo y aceptando dinero de instituciones que deberían ser controladas por el organismo a su cargo, lo que, como señalamos, la pone como mínimo en un descomunal conflicto de intereses. Lo reforzó invitando a participar de una de las tertulias al abogado Ricardo Preda, uno de los defensores del expresidente de la República Horacio Cartes, nominado como “significativamente corrupto” por el Gobierno de Estados Unidos. Hace no mucho tiempo, Preda hizo una furibunda presentación justamente ante Seprelad defendiendo a su cliente Cartes, es decir, ante la misma institución que ahora lo invita y lo agasaja con un trato público y preferencial de parte de Alcaraz. Para reforzar el desatino de la institución que lucha contra el lavado de dinero, también invitaron a Claudio Lovera, abogado nada más y nada menos que del difunto Óscar González Daher, un hombre cuyo historial figura como modelo en un manual de lucha contra el lavado de activos. De todos los abogados paraguayos que podían haber representado a los profesionales del Derecho, Alcaraz eligió a dos emparentados con el poder cartista.

Liliana Alcaraz pretende despojarse de su pasado, como si haber sido fiscala de lucha contra delitos económicos, encargada de investigar al mismísimo Horacio Cartes, y también a su socio el “doleiro” brasileño Darío Messer, preso en Brasil, hubiera sido simplemente un vestuario que ya no le queda. La que fue auxiliar de la justicia y representante de la sociedad en la Fiscalía, encargada de investigar a Cartes, es la misma que hoy día como titular de Seprelad departe públicamente y en un evento internacional con el abogado de Cartes. Este bochorno, aunque la enoje, no necesita subtítulos ni explicaciones.

Lo que si demandan una inmediata explicación son los nombres y apellidos, las empresas, abogados, financieras, casas de cambio, bancos, todos los que han puesto dinero para cubrir el evento de Gafilat en Paraguay. Alarma sobremanera la contradictoria respuesta de Alcaraz al ser consultada sobre si Tabacalera del Este, Tabesa, fue parte de los financistas. Y es que la tabacalera fue nominada por el Gobierno estadounidense en su listado de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, por brindar apoyo financiero al expresidente Horacio Cartes. En diálogo con un medio de prensa por la mañana, Alcaraz negó rotundamente que Tabesa hubiera financiado el evento, pero en conversación con periodistas de nuestro diario, ese mismo día, ya se mostró titubeante.

Seprelad está dirigida por Liliana Alcaraz, pero depende directamente del presidente de la República, Santiago Peña. La titular de la oficina puede darse el lujo de un sospechoso capricho para no dar a conocer el origen de los fondos, pero el presidente no lo puede hacer. Están en marcha sendos pedidos desde el Congreso y desde la sociedad civil para conocer por medio del acceso a la información pública la composición de los financistas que aportaron dinero para pagar la reunión de Gafilat en Paraguay. Los datos solicitados deberán ser dados a conocer en tiempo y forma porque no guardan relación con ningún secreto de Estado y además levantan altísimos niveles de sospechas sobre la opacidad del dinero.

Es más, la mencionada institución internacional Gafilat, así como su rama más alta, GAFI, deberían ser los más interesados en conocer, confirmar y reasegurarse con qué dinero se financió una actividad institucional que los involucró. El bochorno y el descrédito con el que Seprelad está arrastrando a instituciones que luchan por la trazabilidad del dinero a nivel mundial no tiene nombre.

Es un auténtico escándalo el secretismo del financiamiento de una reunión contra el lavado de dinero realizada por la oficina encargada de combatir ese delito. No deja de ser otro escándalo la invitación a participar de una de las reuniones institucionales a abogados de investigados y condenados por lavado de activos. Pero para la historia quedará como uno de los hechos más relevantes el capítulo final y la confirmación de nuestras peores sospechas: el por qué la que fue fiscala anticorrupción que estaba encargada de investigar a Horacio Cartes y a su amigo del alma, el “doleiro” Darío Messer, no lo hacía. La invitación deferente y el abrazo con el abogado del “Patrón” nos eximen de dar significativas explicaciones.

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