Cargando...
El mismo día en que unos diez delincuentes no pudieron llevarse un cajero automático del predio de la comisaría de Raúl Arsenio Oviedo, pero sí devastarla y robar armas de fuego así como uniformes policiales, el Ministerio del Interior y la Policía Nacional (PN) distinguieron con un diploma de “reconocimiento” al comisario general (R) Hermes García Balmaceda, exdirector administrativo de la PN, expresidente de la Cooperativa 8 de Marzo y exconvicto de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, con una condena firme y ejecutoriada de nueve años de cárcel por lesión de confianza contra la propia institución policial, y con otra de doce años por enriquecimiento ilícito y evasión de impuestos. Recibió el diploma en una ceremonia de “reconocimiento y gratitud” a los egresados en 1974 de la Academia Nacional de Policía, encabezada por el viceministro de Seguridad Interna, comisario general (R) Óscar Pereira, el comandante de la PN; comisario general Carlos Benítez, y el subcomandante, comisario general Ramón Morales.
El bochornoso reconocimiento al condenado exjefe policial hace recordar que el Gobierno de Horacio Cartes, siendo ministro del Interior Francisco José de Vargas (h), homenajeó al comisario Eusebio Torres, como miembro de una promoción, pese a su fama bien ganada de torturador, macabro oficio debido al cual fue condenado en septiembre último a treinta años de prisión. El actual jefe de la PN, que nada supo de que la institución que preside iba a reemplazar a la Secretaría Nacional Antidrogas en la cooperación con la estadounidense Administración de Control de Drogas (DEA), también ignoró el infame prontuario de quien, entre otras fechorías, simuló la compra de más de 180.000 kilos de carne vacuna, causando al Estado un daño patrimonial de 1.249 millones de guaraníes. La última actuación judicial se produjo hace solo tres años. Por lo demás, tendría que haber sabido lo que sus antecesores también ignoraron, esto es, que la ley ordena que los policías que tienen una sanción judicial firme y ejecutoriada deben ser dados de baja, aunque estén en situación de retiro, para lo cual debió haber impulsado el procedimiento respectivo ante los Tribunales de Calificaciones de Servicio de la PN.
El escandaloso espectáculo implicó una absoluta falta de respeto a los agentes honestos que arriesgan la vida en el cumplimiento de su labor y a la memoria de aquellos que la perdieron por igual motivo. Es aconsejable, pues, que el comandante de la PN, si no es destituido, por lo menos pida una disculpa pública a aquellos subordinados que no merecen el calificativo de “polibandis” por culpa precisamente de los que delinquen. El titular de la PN alega que no se trató de una “distinción” ni de una “condecoración”, sino de solo un “reconocimiento”. Dado que la segunda acepción de esta palabra es “gratitud”, según el Diccionario de la Real Academia Española, es de preguntarse si la PN tiene motivos para sentirse agradecida por haber sido víctima de más de un hecho punible. Quiso lavarse las manos con que, antes de llegar a él, las listas de reconocimiento por aniversarios de promociones pasan por la Dirección de Talento Humano y el Departamento Jurídico: el hecho de que así haya ocurrido, no lo exime en absoluto de su responsabilidad por la desvergüenza.
No puede excluirse que lo acontecido responda no a una gran estupidez o a una grosera negligencia, sino también al padrinazgo político del cartismo, pues el condenado por partida doble se vinculó a él como un “soldado” más, tan pronto como quedó en libertad, según surge de una foto de 2022, que lo muestra en un mitin electoral realizado en Yuty, justo detrás de los entonces candidatos Santiago Peña, Pedro Alliana y Silvio Ovelar. Por lo visto, la estadía tras las rejas no le privó de un olfato político que seguramente seguirá dándole satisfacciones en un país donde no se pierde reputación por defraudar al erario, sobre todo si el delincuente es un compañero de ideales de los gobernantes de turno. A este paso, no debería sorprender que García Balmaceda sea precandidato a intendente, gobernador o legislador por el movimiento partidario que se honra con tenerlo en sus filas.
Es indudable que García Balmaceda ya “está mejor” que la moral pública vejada en el Patio de Honor de la Academia Nacional de Policía Gral. José Eduvigis Díaz, que dirige el comisario principal Rafael Candia Martínez. Además, este lamentable incidente se produce mientras el país se ve jaqueado por la delincuencia, emitiéndose un pésimo mensaje para aquellos policías que procuran mantenerse honestos y servir a la sociedad.