Aumentazo de sueldo o asalto al pueblo

En el extenso legajo de atropellos a la ciudadanía por parte de la casta política dominante, en especial, por parte de la que campea en el Congreso Nacional, que en este periodo parlamentario no ha hecho otra cosa más que incrementar sus privilegios e ignorar los problemas sociales y económicos, tenemos el día de hoy el tratamiento en el Senado de la autoasignación de un aumentazo salarial de 6 millones de guaraníes para cada legislador. Este incremento que se pretende realizar con el redireccionamiento de los fondos destinados a vales de combustible y al seguro médico vip demuestra que de una u otra forma debía concretarse la decisión de adueñarse del erario para aumentar sus privilegios, es decir, la condena al pueblo ya estaba echada desde hace tiempo, aunque esta decisión sea a costa de las necesidades de la población. Está demostrado que el fin que persiguen nuestros parlamentarios no es servir al pueblo, sino servirse del pueblo.

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En el extenso legajo de atropellos a la ciudadanía por parte de la casta política dominante, en especial, por parte de la que campea en el Congreso Nacional, que en este periodo parlamentario no ha hecho otra cosa más que incrementar sus privilegios e ignorar los problemas sociales y económicos, tenemos el día de hoy el tratamiento en el Senado de la autoasignación de un aumentazo salarial de 6 millones de guaraníes para cada legislador.

Este incremento pretende repartir en los rubros de dieta y gastos de representación las propuestas de aumentos que venían de la Bicameral (seguro médico vip de G. 1.100.000) y de los diputados (cupos de combustible de G. 5.000.000), y ya cuenta con aprobación de la Cámara Baja, conformada en su mayoría por cartistas y sus satélites. Asimismo, cuenta con la aprobación de la Comisión de Hacienda y Presupuesto del Senado, bajo la presidencia y vicepresidencia de Silvio “Beto” Ovelar y Arnaldo Samaniego, respectivamente. De concretarse, aumentaría el salario que perciben los desprestigiados congresistas a 38 millones de guaraníes mensuales.

Este reajuste salarial que se pretende realizar con el redireccionamiento de los fondos destinados a vales de combustible y al seguro médico vip demuestra que de una u otra forma debía concretarse la decisión de adueñarse del erario público para aumentar sus privilegios, es decir, la condena al pueblo ya estaba echada desde hace tiempo, aunque esta decisión sea a costa de la miseria, la falta de medicamentos oncológicos, la precariedad del sistema de salud y de la educación y las desigualdades sociales. Está demostrado que el fin que persiguen nuestros parlamentarios no es servir al pueblo, sino servirse del pueblo.

Ante este nuevo avasallamiento, el presidente Santiago Peña no tardó en decepcionar una vez más. El mismo se había mostrado en un principio en contra del autoaumentazo, sin embargo, el día de ayer adelantó, como ya se esperaba, que no vetará el Presupuesto General de la Nación por más que incluya el aumento que pretenden autoasignarse los legisladores.

Esta aparente “bajada de línea” que Peña debe acatar, sin chistar, constituye “la mayor de las injusticias” según lo dijo el propio obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, quien, reflexionando acerca de las festividades de Caacupé el próximo 8 de diciembre, dijo entre otras palabras a Radio Ñandutí: “el aumentazo va a ser uno de los errores más grandes que el Gobierno va a cometer, en vísperas de celebrar la misa de Caacupé, en la cual van a venir millones de pobres. Nuestros representantes fueron electos para mirar las distintas necesidades en sus localidades o departamentos. Se desentienden de los necesitados y les dan la espalda a los pobres. A sabiendas de las necesidades ellos se autoaumentan el salario. Esta va a ser una de las medidas más antipopulares que puede haber y no sabemos las consecuencias que puede traer en este momento de tremenda necesidad y pobreza”. Sabiamente el obispo recordó que un aumento salarial de tan desvergonzada magnitud es doblemente grave cuando proviene de aquellas personas electas por el pueblo para representar sus intereses y pelear por los derechos de aquellos votantes que depositaron su confianza, pero que hoy se sienten decepcionados.

En definitiva, nuestros legisladores no conocen de límites, de patriotismo y de vergüenza. Llegaron al poder bajo el eslogan de “Dios, Patria y Familia” sin embargo solo demuestran que su dios es el dinero a costa de los más pobres y necesitados. No tienen patria, pues poco o nada les importa las desigualdades sociales, las inequidades y las injusticias en nuestro país: si ellos están bien, ya es suficiente. Y por último, no tienen consideración por las familias paraguayas que día a día deben luchar para vivir cada mes con muchísimo menos de lo que ellos pretenden ganar.

Por si fuera poco, el control de los poderes del Estado que está garantizado con la independencia y la división de los mismos, que permite a uno corregir las arbitrariedades cometidas por el otro, se convierte en letra muerta cuando escuchamos al jefe del Poder Ejecutivo desentenderse por completo de los avasallamientos del Poder Legislativo en contra del pueblo, al que Santiago Peña debe proteger y que debería ser su prioridad.

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