Cargando...
La definición de la Copa Sudamericana de Fútbol, que congregó en la capital a unos 40.000 aficionados de países aledaños, en su gran mayoría argentinos, tuvo muchos ganadores, más allá de los nuevos campeones. Como era previsible, la hotelería y el comercio, sobre todo el gastronómico, se vieron notablemente alentados por la afluencia de visitantes; las ventas registraron un aumento del 30%, según Oliver Gayet, presidente de la Asociación de Restaurantes del Paraguay, lo que no sorprende dado el antecedente exitoso de la final de la misma copa entre Colón de Santa Fe e Independiente del Valle en 2019, y los “XII Juegos Sudamericanos Asunción 2022″, conocidos como ODESUR, que reunió a más de 7.000 atletas y preparadores y atrajo a cerca de 20.000 turistas. De hecho, el gran movimiento comercial habrá redundado también en una mejor recaudación tributaria, probablemente engullida por los salarios de la clientela municipal.
Es razonable, pues, que se sugiera promover al país como anfitrión de grandes eventos regionales, para lo cual su ubicación geográfica podría ser tan ventajosa como la hospitalidad paraguaya, muy elogiada en las redes sociales por los hinchas extranjeros, conmovidos por la entrega de agua para resistir el calor, entre otros amables gestos. Un video con el cántico “Gracias, Paraguay”, que por allí circula, expresa un reconocimiento que debería enorgullecernos, para compensar en parte la vergüenza que causan las fotos de visitantes aglomerados ante uno de los baños públicos de la Avenida Costanera Norte, tan escasos como los bebedores con agua a temperatura ambiente, o protegiéndose del sol a la sombra de buses estacionados en la Avenida Costanera Sur, carente de árboles a la vera.
Tuvieron la suerte de que el grueso de los visitantes limitaron su permanencia y actividades en las costaneras norte y sur y de allí a los shoppings o al estadio del club Cerro Porteño, en sus propios medios de movilidad, sin verse obligados a recorrer las horribles calles con baches de los distintos barrios, las plazas abandonadas y sucias, y sufrir el pésimo servicio de transporte público de pasajeros. Es improbable que las ciudades de Avellaneda o Belo Horizonte sean tan ruinosas como Asunción: las desastrosas condiciones en que se hallan su infraestructura y sus servicios públicos, por culpa de una gestión municipal corrupta e ineficiente, implican un grave impedimento para que ella se convierta en sede habitual mucho más frecuente de importantes eventos internacionales que atraigan a numerosos visitantes foráneos y no solo a unos pocos escogidos, como los que asistirían a una Cumbre de Economía Verde, anunciada para este mes y sobre la que nada se ha vuelto a saber, quizá porque hoy el intendente imputado está más bien interesado en librarse de inmuebles municipales para saldar deudas. Por lo demás, nada indica que esté estudiando el mejor modo de explicar adónde fue a parar hasta el último centavo de los 500.000 millones de guaraníes al parecer esfumados.
La pésima imagen de una capital deteriorada en extremo contrasta con la actitud que sus pobladores ofrecieron en los últimos días con su cordialidad, lo que ha servido para que los hinchas no se lleven un recuerdo tan malo de su estadía. Ese esfuerzo que realizaron las autoridades para que los visitantes por pocos días tengan un excelente pasar, debe hacerse en forma permanente en beneficio de los propios asuncenos que les pagan sus sueldos, y que pasadas las fiestas son permanentemente olvidados.
Las elogiables buenas maneras exhibidas con los visitantes en los últimos días son compatibles con la firme reivindicación de unos derechos conculcados a gran escala y con suma frecuencia, más aún atendiendo que no se puede confiar en la Defensoría Municipal, dirigida por un cuñado y homónimo del intendente que probablemente tiene pocas ganas de causarle molestia alguna. La existencia de esta oficina pasa desapercibida, aunque haya muchísimo de qué lamentarse, pues a las autoridades municipales les importa un bledo vivir en una ciudad calamitosa, siempre que tengan altos ingresos financiados por los contribuyentes: el propio Nenecho vive en Lambaré, así que el drama le resulta ajeno.
La fiesta del fútbol de la Conmebol pasó felizmente sin inconveniente alguno, incluyendo en materia de delincuencia. Es de desear que esta “primavera” de seguridad continúe también en beneficio de la propia población. Todo esto debe llamar la atención de los asuncenos, que deben reclamar con toda energía y perseverancia, siempre dentro de la ley, para que las medidas de lucimiento no duren solo unos días, para dar buena impresión a los visitantes, sino que perduren en el tiempo en bien de los propios habitantes. El primer reclamo que no debe decaer sino intensificarse es que aparezca el voluminoso monto actualmente con paradero desconocido, y que Nenecho no vaya desprendiéndose de valiosos bienes municipales para mantener a sus cómplices y clientelas para seguir sosteniéndose en el cargo.