Latorre debe pedir a cada diputado turista informe sobre su “experiencia institucional”

La desfachatez del común de nuestros legisladores no conoce límites, según enseñan su reiterada práctica del clientelismo, de la compraventa de votos, del uso indebido de influencias, del nepotismo o de la autoasignación de fondos públicos en beneficio propio y excursiones a diversos lugares del exterior. Quince diputados viajaron a Estados Unidos, sin invitación oficial, con el pretexto de observar los comicios realizados el martes, lo cual no sería objetable si de por medio existiera el deseo legítimo de ir a conocer hechos o prácticas que luego sean aplicados en nuestro país para beneficio de sus habitantes. Pero está visto que ese no fue el objetivo, según las actividades conocidas de los viajeros en el país del norte. El titular de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre (ANR, cartista), justificó el viaje con “lo que se puede ganar en términos de experiencia institucional”. Pues sería bueno que pida a cada uno de los excursionistas que presente un informe en tal sentido.

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La desfachatez del común de los legisladores paraguayos de hoy no conoce límites, según enseña su reiterada práctica del clientelismo, de la compraventa de votos, del uso indebido de influencias, del nepotismo o de la autoasignación de fondos públicos para combustibles, seguros médicos privados y excursiones a diversos lugares del exterior. Esta última vileza, como se viene señalando, la acaban de cometer quince diputados que viajaron a Estados Unidos, sin invitación oficial, con el pretexto de observar los comicios realizados el martes, lo cual no sería objetable si de por medio existiera el deseo legítimo de ir a conocer hechos o prácticas que luego sean aplicados en nuestro país para beneficio de sus habitantes. Pero está visto que ese no fue el objetivo, por las actividades conocidas de los viajeros en el país del norte, y profusamente difundidas por ellos mismos en sus redes sociales.

Por todo ello, resulta lamentable que el presidente de la Cámara que integran los alegres viajeros, Raúl Latorre (ANR, cartista), tomó por idiotas a sus compatriotas al justificar el malgasto, cuya cuantía aún se ignora, con “lo que se puede ganar en términos de experiencia institucional”. Sería de gran interés para la ciudadanía, que financió con sus impuestos este despilfarro, que el señor Latorre le pida un informe a cada excursionista y dé a conocer el bagaje con que regresó cada uno de ellos, para saber qué es lo que se puede aplicar como “experiencia institucional” en nuestro país. Tal vez así logre aplacar la indignación ciudadana por esta nueva burla que “representantes del pueblo” inflijen a sus mandantes. Lo más probable es que los informes de los viajeros puedan versar sobre sus experiencias en cruceros por el río Potomac, sobre visitas a museos en Chicago, comilonas en restaurantes o, por qué no, alguno tal vez pueda agregar visitas a locales nocturnos de donde no habrán sacado precisamente experiencias electorales.

A ellos se sumó la senadora Celeste Amarilla (PLRA), quien aclaró que viajó con invitación de una entidad, si bien con viático del Senado, que según el titular de ese cuerpo legislativo, Basilio “Bachi” Núñez, a su regreso devolverá “casi” todo lo recibido, por haberse alojado en la casa de un familiar.

Ya se dijo más de una vez que el Congreso no es una agencia de viajes para satisfacer las ganas de conocer otros países, con la excusa de asistir a conferencias o elecciones generales, pero ocurre que los “representantes del pueblo”, en general, no tienen escrúpulos a la hora de aprovecharse del dinero aportado por el representado, al que invocan una y otra vez con toda hipocresía: se dan la gran vida a costa suya, sin problemas de conciencia, como si hubieran sido autorizados para echar mano a los fondos públicos desde la banca conquistada con el engaño.

En verdad, la ciudadanía debe ser mucho más exigente en las urnas para que la índole moral de los legisladores no siga siendo tan deplorable: se están burlando de ella, aprovechándose de su dinero, sin que les importen un bledo las carencias que sufre la población en diversos ámbitos. De hecho, son numerosos los parlamentarios que se representan a sí mismos, en la medida en que su interés personal prevalece sobre el general: dependerá de la actitud popular que no sigan abusando de la paciencia ajena.

Prestar atención a los asuntos públicos e informarse en consecuencia son requisitos indispensables para poder controlar el desempeño de senadores y diputados. Solo así se pondrá coto a la codicia y al derroche, flagelos bien arraigados en el propio Palacio Legislativo.

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