Muchas improvisaciones y propaganda en el programa Hambre Cero

En agosto de este año, el Ministerio de Desarrollo Social informó que el programa Hambre Cero, entonces recién iniciado, alimentará a diario hasta julio de 2025, a un costo de casi 528 millones de dólares, a unos 450.000 alumnos de 2.627 centros de enseñanza situados en 70 municipios; se utilizarán datos del Registro Único del Estudiante de 2023, pues el de este año está desactualizado, según dijo el ministro Tadeo Rojas, también tesorero de la ANR. En el mes en curso, el mismo organismo informó que, desde una fecha ignorada del próximo año, dicho emprendimiento “estrella” llegaría a 921.295 alumnos de hasta el 9° grado de los 263 municipios del país, lo que de ser cierto supondría un impresionante salto cuantitativo, aunque vayan a ser excluidos los estudiantes secundarios, con excepción de los de algunos colegios públicos de 22 municipios pobres: para incluir a estos últimos se necesitarían alrededor de 500 millones de dólares adicionales, sin que hasta hoy se haya revelado la eventual fuente de financiamiento.

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En agosto de este año, el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) informó que el programa Hambre Cero, entonces recién iniciado, alimentará a diario hasta julio de 2025, a un costo de casi 528 millones de dólares, a unos 450.000 alumnos de 2.627 centros de enseñanza situados en 70 municipios; se utilizarán datos del Registro Único del Estudiante de 2023, pues el de este año está desactualizado, según dijo el ministro Tadeo Rojas, también tesorero de la ANR. En el mes en curso, el mismo organismo informó que, desde una fecha ignorada del próximo año, dicho emprendimiento “estrella” llegaría a 921.295 alumnos de hasta el 9° grado de los 263 municipios del país, lo que de ser cierto supondría un impresionante salto cuantitativo, aunque vayan a ser excluidos los estudiantes secundarios, con excepción de los de algunos colegios públicos de 22 municipios pobres: para incluir a estos últimos se necesitarían alrededor de 500 millones de dólares adicionales, sin que hasta hoy se haya revelado la eventual fuente de financiamiento.

Por de pronto, entre 2024 y 2027, el MDS invertirá en el proyecto unos mil millones de dólares proveídos por Itaipú Binacional, una suma considerable aunque, por lo visto, insuficiente. La cobertura total se alcanzaría recién cuando este Gobierno culmine su mandato en 2028, al decir del ministro. Dejando de lado las quejas por el mal estado de los alimentos y la insuficiencia de fondos, el propagandístico Hambre Cero tropieza desde un principio con serios problemas de planificación al utilizarse de entrada datos desfasados, a lo que se suma la dificultad que supone no tener la certeza de contar con la autorización de los padres para que los alumnos sean alimentados, lo que –obviamente– dificulta las previsiones: recién ahora, el MDS buscará acordar con el Ministerio de Educación y Ciencias un mecanismo para “optimizar” las autorizaciones.

De hecho, el proyecto Hambre Cero tuvo desde el comienzo algunos aspectos dudosos, partiendo de que se sabía de la existencia de algunas informaciones no confiables, incluyendo las relativas al número de estudiantes en cada centro educativo, en algunos casos aumentado falsamente por directores y docentes, según llegó a decir el ministro de Educación y Ciencias, Luis Ramírez, presuntamente para evitar que se les saquen sus rubros a las escuelas. En consecuencia, el MDS reacciona puntualmente a los reclamos de padres y alumnos, tratando de apagar focos de incendio, para lo cual requiere algún tiempo. Valga como ejemplo de otras desprolijidades que los familiares de estudiantes de colegios técnicos del departamento Central, excluidos del programa, protestaron y organizaron ollas populares: tras reunirse con padres y directores de colegios, los ministros ya mencionados prometieron reponer el almuerzo a los 1.700 estudiantes afectados, desde el próximo lunes, siendo de esperar que ello no ocurra a costa de otros educandos.

Las improvisaciones, a las que el ministro Tadeo Rojas llama “permanentes revisiones y ajustes”, no son la mejor manera de gestionar un programa de esta magnitud; debido a su envergadura, “es imposible ser perfectos”, dijo también el ministro. En realidad, no se le pide tanto, sino solo que intente dejar de tapar agujeros abriendo otros. Es plausible que la Contraloría General de la República haya instalado una plataforma informática para que la ciudadanía pueda denunciar irregularidades en la ejecución del programa. Gracias a su intervención, hace un par de semanas fue detenida la directora de una escuela de Villa Hayes que robaba el alimento escolar con la complicidad de un taxista. No se trata de un dato menor, sino una muestra más de la indigencia moral que también afecta a parte del cuerpo docente.

Es necesario, en fin, que el MDS y el MEC hagan todo lo posible por rescatar a Hambre Cero de las garras de la ineptitud porque, entre otras cosas, la alimentación en los centros de enseñanza contribuye a reducir la deserción educativa. Y es de desear que el ministro Tadeo Rojas pueda conseguir en los próximos cuatro años los centenares de millones de dólares que, según dice, le faltan para hacer llegar el plato de comida a todos los estudiantes. Hasta hoy, no es mucho lo que se está viendo.

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