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Suele ocurrir, por ejemplo, que se inaugure una clínica pública antes de ser equipada, pero el intendente asunceno, Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista), ha ido más lejos: sin temor al ridículo, hace tres meses inauguró con toda solemnidad, en presencia del presidente Santiago Peña, el aún inconcluso desagüe pluvial Molas López, que debió estar listo ya ¡¡¡en noviembre de 2022!!!, al cabo de un año de darse la palada inicial. Ya se hizo al menos una parte del trabajo, a ser financiado con los bonos emitidos en 2021 para construir obras de infraestructura. En cambio, otras doce, correspondientes a la emisión de bonos entre 2020 y 2022, ni siquiera han sido iniciadas, según lo admitió en junio pasado el propio intendente. Pero estas “desprolijidades” no tienen ninguna importancia, porque una mayoría de concejales cartistas y sus satélites impidieron nuevamente ayer la intervención de la Municipalidad.
Nuestro diario reveló el 7 de mayo el presunto desvío de 500.000 millones de guaraníes así obtenidos, pero aún se ignora adónde fue a parar toda esa colosal suma, pese a un rotundo informe de la Contraloría General de la República (CGR) que constató el pago indebido de gastos corrientes y a que el Ministerio Público abrió al vergonzoso intendente una causa penal por lesión de confianza, tras haberlo imputado por el mismo hecho punible y por asociación criminal, en el marco de los gastos causados por la pandemia. Es de preguntarse si los asistentes a la Reunión Interamericana de Alcaldes y Autoridades realizada en Miami, a la que volvió a concurrir Nenecho, conocen su pésimo historial. En caso afirmativo, los decentes deberían eludirlo en la medida de lo posible; a través de un video, informó que en la cita se dará “énfasis a la situación regional, con las diferentes catástrofes que estamos sufriendo, incendios, inundación y otros temas”, pero la peor catástrofe que sufre la capital del Paraguay es el desempeño de su propio intendente, signado por denuncias de una corrupción voraz, la ineficiencia atroz y el descalabro financiero.
Ante la dramática situación, al intendente y a los ediles que lo apañan en mayoría, con la bendición de quien funge como nuevo “único líder”, Horacio Cartes, quien lo apoya públicamente, no se les ocurre más que endeudar a los asuncenos para ir cubriendo déficits, como si este recurso pudiera sostenerse por toda la eternidad. Por su parte, los vecinos tratan de ayudarse a sí mismos, como los que se organizaron para arreglar una calle, utilizada como vertedero incluso por la Municipalidad; ellos contaron que los funcionarios se acercaron tras las publicaciones y que les pidieron dinero para comprar el cemento necesario, también para reparar las aceras rotas: “Nos dijeron que no hay plata”. En efecto, la plata no aparece por ninguna parte.
El jefe de Gabinete, Nelson Mora, no desmintió la solicitud, sino que, aparte de ignorar el deber municipal de arreglar las veredas, acusó falsamente a ABC Color de haber publicado fotos viejas de la misma calle. Más aún, llegó a la amenaza, exhibiendo un autoritarismo a toda prueba: “El/la periodista del medio de referencia debe responsabilizarse por sus afirmaciones (sic) en las instancias que correspondan, ya que generan un estado de conmoción en la ciudadanía por la difamación y la injuria perpetrada extralimitándose”. En vez de pretender amedrentar, el alto funcionario debería esforzarse para disuadir a su jefe inmediato de cometer actos presuntamente ilícitos, incluso con el fin de no verse comprometido él mismo, recordando que el intendente y los demás funcionarios están sujetos a la responsabilidad civil y penal por incumplir las normas de la Ley Orgánica Municipal en el ejercicio del cargo.
Algo sabrá Mora del destino preciso que tuvieron los 500.000 millones de guaraníes, como también los doce ediles cartistas que ayer rechazaron sobre tablas la propuesta de su colega Rosanna Rolón (ANR, disidente) de que la Municipalidad sea intervenida por el Poder Ejecutivo, previo acuerdo de la Cámara Baja. Debe recordarse que la CGR ha detectado ya graves irregularidades en la ejecución presupuestaria o en la administración de sus bienes. Allí aún hay mucho que ocultar, pero lo que ya salió a la luz basta para sospechar que en la Municipalidad se practican modalidades diversas del latrocinio, con la complicidad o el encubrimiento de una mayoría de concejales.
Está visto que los asuncenos ya poco pueden esperar del intendente y de la mayoría de sus representantes, por lo que solo una ciudadanía organizada, mediante manifestaciones firmes y perseverantes, puede conmover esa férrea muralla que se ha levantado entre los asuncenos y una mayoría de concejales que le sirven de respaldo al impresentable intendente.