Corruptela, clientelismo e ineptitud sumen a Asunción en la dejadez y el desorden

La capital del país –”madre de ciudades y cuna del primer grito de libertad en América”– se apresta a conmemorar su fundación en condiciones vergonzosas, tanto en lo que atañe a su administración financiera como a la infraestructura y a los servicios municipales. Los visibles resultados de la corruptela, del clientelismo y de la ineptitud hacen presa diaria de sus pobladores y de sus visitantes, condenados a transitar por vías públicas averiadas y atascadas, a caminar por aceras rotas y a eludir cúmulos de basuras no recogidas, con plazas invadidas y creciente polución sonora nocturna. Asunción es inhóspita por donde se la mire, pues sus autoridades municipales priorizan atender los intereses de unos nueve mil funcionarios, contratados y jornaleros antes que las necesidades de sus habitantes.

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La capital del país –”madre de ciudades y cuna del primer grito de libertad en América”– se apresta a conmemorar su fundación en condiciones vergonzosas, tanto en lo que atañe a su administración financiera como a la infraestructura y a los servicios municipales. Los visibles resultados de la corruptela, del clientelismo y de la ineptitud hacen presa diaria de sus pobladores y de sus visitantes, condenados a transitar por vías públicas averiadas y atascadas, a caminar por aceras rotas y a eludir cúmulos de basuras no recogidas, con plazas abandonadas y creciente polución sonora nocturna.

Asunción es inhóspita por donde se la mire, pues sus autoridades municipales priorizan atender las necesidades de unos nueve mil funcionarios, contratados y jornaleros, a quienes en 2023 destinó 726.000 millones de guaraníes, o sea, el 85% de los ingresos tributarios. El intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista) y la gran mayoría de los concejales coincidirían de hecho en que el mejoramiento de calles y avenidas y la urgente apertura de desagües pluviales, entre otras cuestiones urgentes, importan mucho menos que un negociado en puertas o el desvío de fondos para cubrir gastos corrientes. Es repugnante ponerse de acuerdo para, aparentemente, engañar a los contribuyentes, que deberán devolver con intereses lo ingresado mediante la emisión de bonos. Una correcta gestión municipal exige tener cierto sentido de la honestidad, aparte de idoneidad y de vocación de trabajo.

Por de pronto, el Ministerio Público dice estar investigando el horrendo caso de los 500.000 millones de guaraníes que habrían sido malversados. Una gran parte de la tarea ya fue realizada por la Contraloría General de la República (CGR), con resultados contundentes, así que las previsibles imputaciones no deberían hacerse aguardar mucho. Entretanto, cabe preguntarse qué se les ocurre hacer a las desastrosas autoridades municipales –intendente y concejales– a fin de que Asunción sea mucho más acogedora para sus pobladores y visitantes.

El intendente se excusa con la evasión tributaria: el engañoso Presupuesto del año pasado estimó un ingreso corriente de 1,7 billones de guaraníes (230 millones de dólares), pero solo se recaudaron 956.000 millones, quizá porque hay funcionarios municipales que “condonan” ciertas deudas por motivos inconfesables o porque muchos sujetos obligados no tributan por falta de contraprestación, como en el caso de las tasas, que solo deben abonarse si el servicio es efectivamente prestado.

Para decirlo una vez más, la Municipalidad está en bancarrota, pero sigue endeudándose para ir saldando deudas, es decir, “bicicleteando” con el acuerdo cómplice de la Junta, infringiendo la ley orgánica y, eventualmente, el Código Penal. Su descalabro financiero, sumado a la negligencia, a la ineptitud y a la corrupción lisa y llana, hacen que la capital del país sufra tremendas carencias en servicios e infraestructuras que persisten. El desastre urbano es atribuible menos a la falta de dinero que a ciertos vicios que no son ajenos a la administración pública en general, empezando por el prebendarismo, continuando con el de robar y dejar robar, y terminando con el de la incapacidad.

Asunción es una ciudad desastrosa, en vez de una gobernada con honestidad, idoneidad y diligencia. Hacen y dejan de hacer lo que les da la gana, sin que hasta ahora el Poder Ejecutivo y la Cámara de Diputados hayan dado muestras de querer cumplir con su deber de poner coto a tanta impudicia.

En estas condiciones, es negro el panorama que le espera a nuestra ciudad capital. Si hoy mismo, por sus repudiables administraciones no existen obras de envergadura que posibiliten un mejor nivel de vida de los asuncenos, poco es lo que se puede esperar para el futuro si la Municipalidad está más acogotada que nunca y sin visos de salir del atolladero. Y como la Justicia no actúa contra los que desvalijan las instituciones públicas en general, los asuncenos deben prepararse para nuevos impuestos y tasas y para servicios públicos cada vez más precarios. En estas condiciones será un nuevo triste homenaje a la “madre de ciudades” en su próximo cumpleaños.

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