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Existe la fundada impresión, en creciente cantidad de actores de la sociedad paraguaya, de que el cartismo pretende que normalicemos su esquema de impunidad y que lo tengamos como hecho con el que debemos acostumbrarnos a vivir como vivimos con los amaneceres o con el agua.
Ejemplo grosero de lo anterior es lo ocurrido con la fiscala Stella Mary Cano, agente involucrada de lleno en una conspiración para derribar a un intendente elegido por el pueblo, Mario Ferreiro, en Asunción, mediante falsedades y montajes orquestados por quienes actúan como “empleados” de Cartes, como Camilo Soares y demás actores de reparto.
La fiscala Cano acaba de obtener exoneración de parte del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, donde la mayoría que obedece al cartismo decidió proteger a la mencionada agente con plena conciencia de que la misma fue protagonista de la trama.
Lo reconoció expresamente el senador Derlis Maidana, quien declaró que, aunque el prevaricato de Cano estaba fehacientemente comprobado, él y sus colegas del cartismo resolvieron impedir que fuera destituida y procesada penalmente como corresponde, mediante el expediente de proveerle con un complaciente y escandaloso “apercibimiento”.
El caso sirve, de paso, para mostrar quién es y para qué fue puesta allí la exvicepresidenta de la República y exministra de la Corte Suprema de Justicia, Alicia Pucheta, quien pretendió ofrecerse como “modelo” para las mujeres paraguayas: Votó a favor de la impunidad de Cano, votó a favor de proteger a quienes operan por el cartismo incluso cuando instrumentan nada menos que al Ministerio Público.
Esa es la gravedad extrema del “caso Cano” cuya importancia pretende ser ocultada al pueblo paraguayo, pues lo que la protección a Cano confirma es que Cartes puede instrumentar la Fiscalía para deshacerse de críticos y opositores imputándoles falsamente la comisión de delitos, paralizándoles con la espada de Damocles de la cárcel por hechos inventados y que es capaz de proteger a los prevaricadores que así degradan a las instituciones de la República con la impunidad y el descaro.
Alicia Pucheta, Enrique Berni, Orlando Arévalo y Derlis Maidana están ya en los anales de la historia negra de nuestro país pues el voto que dieron para encubrir a una sinvergüenza confirma, evidencia, da a conocer, que el cartismo es una organización que vino a destruir las instituciones, a pisotear los derechos, a descalabrar a nuestra República.
Explicaba el abogado Guillermo Ferreiro que, además, estos cuatro cómplices de la fiscala operaron de tal manera que la impunidad con que protegieron a dicha agente operativa de Cartes no pueda ser recurrida judicialmente o que difícilmente pueda ser recurrida.
Es decir que premeditadamente trabajaron en proteger a una sinvergüenza de las consecuencias que la comisión de sus fechorías debería acarrearle en cualquier país mínimamente decente.
Sin embargo, nada de lo anterior se compara a lo peor que hicieron estos cuatro cómplices de Cano: Pucheta, Berni, Arévalo y Maidana dejaron al pueblo paraguayo a merced de una violadora de la ley por mandado; todo paraguayo cuyo caso penal caiga bajo la jurisdicción de la cuestionada fiscala está condenado a no recibir justicia, sino a negociar favores de una, al decir de Derlis Maidana, prevaricadora pura y dura.
Eso es lo peor, pues con eso, de paso, se demuele el escaso prestigio que quedaba en el Ministerio Público, que, a pesar de lo resuelto por el Jurado de Enjuiciamiento, debería prescindir de alguna manera de la fiscala Cano, si es que quiere evidenciar que no es parte de este esquema aberrante de protección del crimen.