Papelón del Gobierno arrastra por el suelo el nombre del país

Tras las numerosas críticas que ha recibido el Gobierno de Mario Abdo Benítez de parte de integrantes de su sucesor, Santiago Peña, se esperaba el advenimiento de una administración sobria, inteligente, moderna, pero hasta el momento se ha venido ofreciendo una serie de fracasos, reculadas y escándalos que han salpicado el nombre del Paraguay a nivel internacional. Como ejemplo, la prensa en el exterior se ha solazado con el último de ellos, la firma de documentos gubernamentales con un inexistente país, Estados Unidos de Kailasa, cuyo principal representante, Nithyananda Paramashivam, está acusado en la India de presunto acoso y abuso sexual, y cuyos dos enviados fueron recibidos con honores en algunas esferas oficiales. El tremendo papelón ha hecho del Gobierno nacional el hazmerreír del mundo.

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Tras las numerosas críticas que ha recibido el Gobierno de Mario Abdo Benítez de parte de integrantes de su sucesor, Santiago Peña, se esperaba el advenimiento de una administración sobria, inteligente, moderna, pero hasta el momento se ha venido ofreciendo una serie de fracasos, reculadas y escándalos que han salpicado el nombre del Paraguay a nivel internacional. Como ejemplo, la prensa en el exterior se ha solazado con el último de ellos, la firma de documentos gubernamentales con un inexistente país, Estados Unidos de Kailasa, cuyo principal representante, Nithyananda Paramashivam, está acusado en la India de presunto acoso y abuso sexual, y cuyos dos enviados fueron recibidos con honores en algunas esferas oficiales.

El tremendo papelón ha hecho del Gobierno nacional el hazmerreír del mundo. Resulta que llegar a un acuerdo con un país ficticio es más bien propio de una comedia surrealista que de las relaciones internacionales de uno que se considera más o menos serio. El ridículo papel fue protagonizado por el ahora exjefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura y Ganadería Arnaldo Chamorro, que el 16 de octubre firmó un memorándum de entendimiento sobre cooperación agrícola con “autoridades” del supuesto país, así como una “Proclamation” (sic) en la que se refirió a ese invento geopolítico como “una nación de civilización hindú iluminada establecida para servir las necesidades religiosas y espirituales de dos mil millones de hindúes y de toda la humanidad y de todos lo seres” (sic). ¡Qué fiasco!

Es más, el alto exfuncionario no solo felicitó al supuesto soberano “kailasense” por sus aportes al hinduismo, a la humanidad y al Paraguay, sino que también expresó su deseo de que el Gobierno de Santiago Peña establezca relaciones diplomáticas con el fantasmagórico país y apoye su admisión en las Naciones Unidas, entre otros organismos internacionales. El signatario compatriota confesó ignorar la ubicación geográfica de los Estados Unidos de Kailasa, una isla supuestamente comprada al Ecuador, cuyo Gobierno había desmentido esa información. Es muy probable que tampoco el ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Giménez, que también recibió a los dos visitantes, con quienes habría hablado de cooperación para riego, y que aún sigue en el cargo tras lavarse las manos, haya podido ubicarla en el mapa. Se añade que el canciller Rubén Ramírez Lezcano no ha tenido la menor idea de las tratativas en curso. Así de bien funciona el Gobierno.

Asimismo, es de suponer que el senador Silvio Ovelar (ANR, cartista) jamás tampoco oyó hablar de los Estados Unidos de Kailasa, aunque un tal Fidel Morínigo, “asesor externo” del Congreso por él presidido, según la cuenta de Instagram de la isla “hindú”, haya pedido que el Paraguay reconozca su existencia soberana. Entretanto, según la misma fuente, los municipios de Karapaí (Amambay) y María Antonia (Paraguarí) ya se hermanaron con el imaginario país insular, a cambio de promesas de fármacos. Enterados, los ediles de María Antonia habrían quedado boquiabiertos: uno de ellos creyó que era un “meme”. Por su parte, el Viceministerio de Culto no sabe si los ilustres representantes de los Estados Unidos de Kailasa se presentaron como religiosos o como diplomáticos.

La propensión de otorgar cargos como recompensa por apoyo electoral o por cercanías con algún poderoso, o simplemente por ser un correligionario en desmedro de otro candidato mejor preparado, es una práctica arraigada en los gobiernos de nuestro país. Durante el Gobierno anterior, fueron varios los casos en que fueron duramente criticados algunos nombramientos, como el del “correligionario” Omar Pico, quien asumió al frente del Instituto Nacional del Indígena (Indi), pese a reconocer que nunca trabajó con comunidades indígenas ni tener relación con el tema, pero prometió “rodearse” de entendidos. Otro, que tampoco sabía nada de su nueva función, había prometido ir “aprendiendo por el camino”. Con tantas promesas en campaña del actual Gobierno, pensábamos que se eligiría a mejores funcionarios, pero con los vaivenes que está exhibiendo, se puede pensar que nuevamente prevalecieron la papeleta colorada y los “padrinos” en el momento de nombrar a los nuevos, ya que la mediocridad se exhibe por doquier.

El Paraguay seguirá apareciendo ante la opinión pública internacional como un país de opereta mientras los cargos estatales sean confiados sin atender, entre otras cosas, la idoneidad de quienes vayan a ejercerlos. Lo mínimo que se debe pretender es que los designados no sean idiotas, es decir, que tengan al menos lo que se llama sentido común.

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