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Ayer venció el contrato del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) con la contratista portuguesa Mota Engil, a la que se le llegó a pagar US$ 23 millones y que pide US$ 18 millones más para retirarse definitivamente, pese a haber terminado apenas 800 metros de obra (de un total de 11 kilómetros que le correspondía en los tramos II y III).
Para recoger la opinión de los perjudicados por el fallido proyecto y observar cómo se encuentra la zona afectada, un equipo de ABC fue ayer hasta el sitio. Osmar Santacruz, taxista de la parada 7 de Fernando de la Mora, cree que el proyecto está costando igual o inclusive superior a la inversión exigida para la construcción de un tren eléctrico elevado, un sistema de transporte que el gobierno había descartado en 2009 por su alto costo.
Es que no sólo hay que tener en cuenta los pagos a la contratista y los US$ 30 millones de desembolsos para dudosas ONGs que supuestamente hicieron “estudios previos” y para “fiscalizaciones” privadas, sino además está el costo social por los 200 negocios cerrados y las 1.500 personas que se quedaron sin trabajo durante más de dos años, las calles destruidas que se utilizaban como alternativa mientras la ruta Mcal. Estigarribia estaba bloqueada para el tránsito, el tiempo y dinero que perdían los usuarios en atravesar toda esa zona (buses públicos, conductores particulares, etc.).
La misma opinión comparte Rubén Ramírez, propietario de un negocio de ropas deportivas. “Acá el gobierno (del expresidente Horacio Cartes) no pensó en la gente, en nosotros los comerciantes. Contra viento y marea Ramón Jiménez Gaona (ministro de Obras Públicas de Cartes) siguió con la obra sin tomar en cuenta el tremendo daño que iba a provocarnos”, expresó.
Actualmente el Gobierno sepultó el proyecto metrobús y anunció que a partir de hoy, el mantimiento de la ruta estará a cargo del MOPC, hasta que se tenga un nuevo proyecto de transporte público masivo. Pero el daño a los afectados está hecho y nadie les ha devuelto lo perdido. “Esto nos destrozó. Desde el primer momento se les advirtió que era inviable. Peleamos mucho para evitar y no recibimos respaldo. Creemos que al final este metrobús va a salir más caro que el monorriel”, agregó.
Rodrigo Morales, otro comerciante de la zona, lamentó la traumática ejecución del proyecto. Cuando la ruta estaba cerrada para el tránsito, los usuarios gastaban el doble en transporte, porque llegar hasta el centro o ir a San Lorenzo les significaba desviar por otros caminos porque las ciudades no tienen vías paralelas de circulación a una arteria tan importante como Mariscal Estigarribia. Al recordar eso, pidió a los gobernantes que si van a encarar un nuevo proyecto, estudien en los efectos negativos que pueden causar a las personas que día a día están intentando sacar adelante un negocio, para subsistir.
Tren eléctrico, descartado antes de analizar
En 2009, cuando se empezó a gestar el proyecto metrobús, se habló de otras alternativas de sistemas de transporte público que el MOPC no había analizado.
Los técnicos decían que descartaron, sin analizar, por la alta inversión que requieren los trenes (aéreos o subterráneos), que eran de US$ 40 millones el kilómetro. En ese entonces había datos de trenes eléctricos que se habían construido en varios países con inversiones que no llegaban a los US$ 15 millones el kilómetro.
Actualmente, México está en plena construcción de otro tramo de un tren eléctrico de 22 km de extensión, que tendrá una parte aérea, otra a nivel y subterránea. La inversión es de unos US$ 880 millones. Incluyen 18 estaciones, 13 elevadas y cinco subterráneas.
Hay quienes piden para Asunción una obra similar, que podría ser llevada adelante con financiamiento externo o incluso propio. Solo basta con recordar el reciente informe que dio a conocer el Banco Mundial, acerca de los US$ 1.500 millones al año que se malgastan de nuestro Presupuesto General, que bien podrían utilizarse en este tipo de inversiones para la población.