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El exministro de Hacienda fue consultado por ABC Color sobre los 5 años del gobierno de Cartes que culmina mañana y, a su criterio, durante este tiempo se mantuvieron las políticas macroeconómicas que venían de años anteriores y con la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), aprobado a inicios del periodo, se logró dar un marco importante a la política fiscal y el endeudamiento.
A esto se agrega que la política monetaria funcionó bien y que la política fiscal se enmarcó dentro de lo que está previsto en la referida ley de responsabilidad, añadió el exministro. En ese punto, indicó que si bien la LRF prevé un déficit máximo de 1,5% del PIB, el gobierno utilizó para hacer emisiones de bonos y destinar estos recursos a infraestructura. “En general creo que fue una gestión buena en la parte económica, se hicieron muchas obras, pero hubo un sesgo demasiado fuerte al asignar recursos hacía obras públicas y se dejaron de lado otros sectores importantes, desde mi punto de vista más importantes”, afirmó Barreto.
En ese contexto, citó la educación, donde dijo se notó la escasez de recursos; y en salud, donde aunque hubo más fondos, la calidad del servicio es muy mala y muy cuestionada por la gente.
Emisión de bonos
En lo que respecta al endeudamiento, explicó que en principio se empezó a emitir bonos soberanos por montos muy importantes, de unos US$ 1.000 millones (en 2014), lo que fue criticado, pero que finalmente la administración fue adecuándose a los topes previstos por la ley de Responsabilidad Fiscal, de unos US$ 500 millones.
Barreto recordó que también el Ejecutivo tuvo la intención de modificar la citada ley e, incluso, contrataron a Felipe Larraín (hoy ministro de Hacienda de Chile) para elaborar un proyecto. Sin embargo, expresó que ese intento tuvo una fuerte oposición porque consideran que la ley que se tiene actualmente, aunque no es perfecta, es simple y fácil de controlar si se cumple o no.
Sin reformas
También sostuvo que un déficit en la gestión de Cartes es no haber hecho reformas en salud, educación y en ningún sector de la administración pública. Por ejemplo, indicó que no se avanzó en la reforma de la seguridad social ni se le dio mucho soporte político, tampoco en la implementación de las APP, importante para invertir en infraestructura. “Creo que si hubieran hecho algunas cosas en los servicios públicos podrían haber mejorado su calidad y eficiencia”, puntualizó.
Para el exministro de Hacienda, esta es la herencia que recibirá el nuevo gobierno de Mario Abdo Benítez y el desafío está claramente en mantener el ritmo de crecimiento macroeconómico razonable, alrededor del 4%; mantener las inversiones en infraestructura, pero enfocar más recursos a educación y mejorar los servicios de salud, que son reclamos de la ciudadanía.
A su criterio, en la gestión económica en general no cree que haya muchos cambios, teniendo en cuenta que tanto en el BCP como en el Ministerio de Hacienda continúan el mismo equipo.
Insistió en que es fundamental respetar la ley de Responsabilidad Fiscal ya que está poniendo cierto orden al ritmo de endeudamiento y es un instrumento para contener los gastos corrientes, que en años anteriores fueron un problema serio.
Al respecto, expresó que la LRF pone un tope al crecimiento de los gastos corrientes, limita el crecimiento de los gastos salariales y permite que haya más austeridad en los gastos públicos. Por ello, reitera que se debe apuntar en el futuro a volver a un equilibrio fiscal, ya sea dentro de 5 o 10 años.
“Necesitamos enfocarnos en definir una política de ese tipo y que pueda ser respetado y reducir gradualmente a un punto de equilibrio, eso creo que sería lo deseable de tal manera a mantener la credibilidad”, añadió. En este sentido, dijo que no es una cuestión urgente, pero que mientras más temprano se haga más suave será el impacto para que sea factible alcanzarlo.
Números de la economía
De acuerdo con los datos oficiales, la economía viene creciendo a un promedio de 4,5% anual, y para este año la expectativa del BCP es cerrar en 4,7%, aunque los agentes económicos locales mantienen sus pronósticos por debajo de este porcentaje. Está visto que el mero crecimiento no basta para reducir la pobreza porque la mayor riqueza que se genera queda limitada a un sector y no permea como debiera hacía los sectores menos favorecidos. Con respecto a la inflación, se mantiene dentro de la meta del 4% y el déficit fiscal dentro del tope de 1,5% del PIB.