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Ayer a la mañana hicimos un recorrido por las zonas de obras del metrobús en San Lorenzo y Fernando de la Mora. Había nula actividad laboral de parte de operarios de la empresa encargada de la construcción.
Algunas personas exteriorizaron su malestar porque no se trabajó ayer en las obras. Hubieran aprovechado, puesto que las condiciones climáticas son favorables y se podría haber recuperado de alguna manera el tiempo perdido. Eso porque en días de lluvia no se puede hacer absolutamente nada, según las quejas.
En la vía se observan también mensajes críticos dirigidos al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que financia las obras, y al Ministerio de Obras Públicas (MOPC), por los perjuicios causados, especialmente al comercio, que trae aparejado la disminución de las fuentes de trabajo en el área.
Las obras del metrobús llevan un buen tiempo en la zona de San Lorenzo y Fernando de la Mora. Algunas de las personas consultadas indicaron que no observan avances sustanciosos que les pueda permitir pensar o estimar que en tal plazo culminarían las obras.
El tránsito vehicular, aún los domingos, se vuelve tedioso por los desvíos permanentes y porque algunos accesos alternativos se encuentran en malas condiciones. Tal es el caso de la esquina de las avenidas Mariscal Estigarribia y Zavala Cue, donde ayer a primera hora resaltaban profundos baches. Al mediodía, sin embargo, operarios viales de la comuna fernandina estaban haciendo bacheos y recapados en el lugar.
En el recorrido se pudo observar igualmente que en algunos edificios colgaban carteles de “Se alquila”. Eso debido a que bajó notoriamente el movimiento comercial en la zona por los desvíos y por la prohibición de transitar por algunas de las calles. Esa situación obligó a inquilinos de salones comerciales a cerrar el negocio o la oficina y buscar otros lugares con mayor movimiento comercial.
Solo avanzan los costos
Según informes recabados, ya transcurrió el 70% del plazo establecido para concluir las obras del metrobús, pero el proyecto tiene apenas un 13% de ejecución. El contrato inicial fue por US$ 54 millones, pero llegó hasta US$ 73 millones. La empresa adjudicada es la portuguesa Mota Engil. En principio, esta subcontrató a Ocho A, que se retiró. Actualmente ni el MOPC conoce a las empresas que están construyendo la obra.