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Para llegar hasta el puerto de Asunción, el metrobús utilizará calles como General Aquino, Herrera y Presidente Franco, en las cuales se prohibirá la circulación de otros buses y de vehículos particulares.
Esta medida matará el comercio que se concentra en esas calles, al impedir la circulación de personas en sus vehículos particulares, aseguró Stan Canovas, consultor que trabaja con la asociación de frentistas afectados por el proyecto.
“Evidentemente, en esos locales va a caer el nivel de ventas. Algunos quizás resistan, otros van a desaparecer”, añadió.
También dijo que el valor inmobiliario de las propiedades ubicadas sobre las calles que sirvan de itinerario al metrobús caerá estrepitosamente.
Canovas lamentó que para cuando todo eso pase, los promotores del costoso proyecto metrobús quizá ya no estén ocupando los cargos que hoy tienen y por ende no se harán responsables.
Pidió revisar el proyecto monorriel
Canovas dijo que antes de que el Gobierno concluyera que el monorriel es absolutamente inviable, como alternativa, los precios internacionales del acero eran otros y estaban muy por encima de los actuales.
“El precio del acero es otro y el Gobierno debería encarar nuevos estudios para determinar la factibilidad de desarrollar este proyecto (el monorriel) como medio de transporte masivo de pasajeros”, manifestó.
Ampliaciones sin límite
Uno de los aspectos más preocupantes del proyecto metrobús es que no hay límite a las probables ampliaciones en su presupuesto.
En cualquier contrato de obra pública rige el tope del 20% en las ampliaciones, que está establecido en la Ley de Contrataciones Públicas.
En todo lo concerniente al proyecto metrobús no se aplica la referida normativa sino las normas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los financistas de la obra.
El presupuesto total es de unos 164 millones de dólares. Las obras civiles fueron adjudicadas recientemente por 52 millones de dólares al consorcio Mota-Engil y más adelante debe licitarse la construcción de las terminales de servicio.