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El impacto del mercado laboral ha sido más decisivo que cualquier otra fuente de ingresos en la reducción de la pobreza. Este fenómeno permitió que el crecimiento económico contribuyera al 66% de la disminución de la pobreza moderada y al 53% de la extrema en las últimas dos décadas.
Calidad del empleo y desafíos
El Índice de calidad del empleo (JQI), planteado por Barreto, considera cuatro dimensiones clave: (1) ingresos superiores a US$ 6,85 diarios, (2) beneficios como seguro de salud y planes de jubilación, (3) seguridad laboral (contrato y permanencia), y (4) satisfacción laboral. Cada dimensión se califica como éxito (1) o fracaso (0), y el JQI se calcula como la media de estas cuatro dimensiones, donde un valor más alto indica un empleo de mayor calidad en múltiples aspectos.
En el año 2022, Paraguay se ubicó en el penúltimo lugar entre los países de América Latina y el Caribe con una puntuación de 0,64 en la escala 0-1. Esta baja posición en el JQI refleja una insuficiente provisión de beneficios laborales que expone a los trabajadores a mayor vulnerabilidad económica. En comparación, Uruguay y Costa Rica destacan entre los líderes regionales por sus sólidos sistemas de prestaciones laborales, consolidándose como referentes en calidad de empleo en ALC.
En Paraguay, aunque la proporción de trabajadores en empleos formales ha mostrado cierto aumento, persisten desafíos significativos que limitan este avance. La creación de puestos formales sigue siendo insuficiente en diversos sectores económicos, mientras que segmentos específicos de la población enfrentan barreras para acceder a estos empleos. En 2022, la tasa de informalidad rondaba el 63% y en el tercer trimestre de este año, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelaron que del total de ocupados no agropecuarios (2.391.099 personas), el 62% eran informales, reflejando una limitada oferta de trabajos de calidad, un factor que afecta negativamente al desarrollo económico y social del país.
La baja calidad del empleo está estrechamente vinculada a la insuficiente cobertura de prestaciones laborales, como pensiones y seguros médicos. Además, factores estructurales, como la transformación económica lenta, el descenso en los beneficios asociados a la educación y la formalización, y el predominio de microempresas, dificultan la generación de empleos dignos. Esta situación fomenta una alta rotación laboral, con trabajadores que entran y salen constantemente del mercado, especialmente mujeres y jóvenes en búsqueda de estabilidad.
De acuerdo con el reporte del BM, estas dinámicas no solo reflejan las disparidades en el mercado laboral, sino que también profundizan las brechas en el capital humano. Así, se marca un círculo donde las desigualdades laborales alimentan la precariedad y limitan las oportunidades de progreso para amplios sectores de la población.
Baja calidad
Calidad de empleo: en el año 2022, Paraguay se ubicó en el penúltimo lugar entre los países de América Latina y el Caribe con una puntuación de 0,64 en la escala 0-1.
Informalidad
En Paraguay, aunque la proporción de trabajadores en empleos formales ha mostrado cierto aumento, persisten desafíos significativos que limitan este avance.
Poca cobertura
La baja calidad del empleo está estrechamente vinculada a la insuficiente cobertura de prestaciones laborales, como pensiones y seguros médicos.