El 20 de setiembre de 1840, un día antes de la primavera, dejó de existir un paraguayo auténtico: el Dr. José Gaspar de Francia, el conductor coherente y firme de la independencia del Paraguay. El Dr. Francia fue capaz, sin necesidad de repetir a Rousseau, de expresar el sentimiento de una colectividad que tenía un idioma propio y experiencias compartidas en el tiempo y en parte de un espacio que hoy lo conocemos como América del Sur. José Gaspar de Francia a los 19 años recibió, en la Universidad de Córdoba, el Doctorado en teología y Maestro en Filosofía propios de la alta educación de esa época dirigida a una pequeñísima demanda.
A propósito de la inminente llegada a los cines porteños del filme Guaraní, el profesor José Morínigo recuerda su primer y remoto encuentro con el protagonista de la película, el actor Emilio Barreto, en esta historia que sucedió en la prisión de Emboscada
Leí con mucha tristeza, en la página 5 del periódico del 4 de noviembre, que «Cartes reivindica al dictador Stroessner y hace intenso proselitismo en el Este». Como en ciertos filmes de terror, el muerto resucita para recordarnos lo que creíamos superado. Y encontré el siguiente artículo, que escribí para Acción, la revista de los sacerdotes jesuitas del Paraguay, en el 2002; creo que hoy no borraría una letra, aunque tampoco, sobre el tema, agregaría otra: