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Sapporo, Sapporo... ¿Le suena? Si le gusta la cerveza seguro que sí, porque es la marca de la más antigua de Japón. Pero es también el nombre de una ciudad a 1.150 kilómetros de Tokio, en la montañosa isla de Hokkaido, que cada año se convierte en una gigantesca pista de hielo y nieve.
Probablemente Ud. sueñe con conocer Japón en plena temporada de sakura (cuando los cerezos florecen, al finalizar el invierno). No lo contradecimos, porque debe ser un momento precioso. Pero Japón es hermoso en cualquier temporada y en pleno invierno tiene entre sus principales atractivos al Festival de la Nieve de Sapporo.
Antes de seguir leyendo anote las fechas del próximo: será del 4 al 11 de febrero de 2019. La edición del año pasado fue del 5 al 12 de ese mismo mes. Una periodista de ABC estuvo allí y acá le cuenta cómo es para un humano subtropical pasear entre maravillas congeladas.
Por si todavía no quedó claro, le contamos que en Sapporo hace frío. Durante los días del festival la temperatura puede caer a 10 grados bajo cero. Y el festival es al aire libre. El día de nuestra visita el termómetro marcaba cuatro grados bajo cero, pero entre la caminata y el entusiasmo, diríamos que no se siente. Eso sí, hay que abrigarse muy bien. Y es indispensable ponerse botas para caminar en la nieve o al menos suelas antideslizantes con clavos, especiales para este tipo de terreno. Solo cuestan 6 dólares y se venden en cualquier tienda de conveniencia.
El festival a cielo abierto se desarrolla en diferentes puntos de la ciudad, incluidos parques, calles y paseos centrales. Uno de los grandes atractivos es una enorme pista de patinaje sobre hielo para toda la familia;otro es una pista de ski donde campeones del snowboard y del ski compiten con increíbles saltos en una pendiente de 39 grados. Un poco más alejado del festival principal está el domo, donde se puede disfrutar de múltiples juegos como toboganes congelados, laberintos de nieve, retos con copos de nieve y una cantidad de eventos educativos y artísticos organizados bajo techo para los más chicos. En otros sector está Susukino, donde las esculturas de hielo no solo se pueden tocar. ¡A algunas se puede incluso trepar!
Pero el caracú del festival es en la calle principal (Odori); doce cuadras de atracciones congeladas y ferias de comidas y objetos de todo tipo. La sugerencia es empezar desde la torre de TV de Sapporo y allí seguir caminando. Estamos en Japón, así que todo está organizado y previsto: los que parten de la torre caminan por la derecha y los que van en dirección a la torre lo hacen por la izquierda. Así el tráfico es fluido, aunque la cantidad de personas es inmensa y hay distracciones a cada paso. A ambos lados se suceden puestos y puestos de comida: hay castañas asadas, sopas calientes (la reina es el Sapporo ramen), frutos de mar, hongos y platos internacionales. También se venden tragos archiconocidos por nuestros pagos, pero en su versión hot: mojito, margarita y caipiriña calientes. Es lo que hay.
Cada cuadra tiene su atractivo y uno no puede dejar de admirar las esculturas de nieve. Las hay gigantescas hechas por profesionales con toneladas y toneladas de nieve y patrocinadas por empresas, y también están las que hacen las familias o grupos de amigos y entran en una competencia local. Así se suceden a ambos flancos estatuas que representan a personajes de la cultura popular japonesa o de antiguas leyendas.
Shinji Mae, del comité ejecutivo del festival, cuenta que la actividad nació hace casi siete décadas, cuando la Armada, que se encargaba de retirar la nieve acumulada en la vía pública, la tiraba por toneladas en lo que hoy es la calle principal. Con eso comenzaron a moldear las futuras esculturas y a darle forma a un encuentro que se perpetuaría en el tiempo. “No hay un lugar en el mundo como este, que reúne a tanta gente alrededor de la nieve”, asegura desde un pequeño contenedor donde los funcionarios de la organización trabajan a un ritmo frenético para que todo salga bien, mientras afuera la gente se divierte.
La noche empieza a caer y el momento mágico está por comenzar. Olvídese de lo que vio en el bicentenario de la Independencia del Paraguay en la fachada del Cabildo. Los impresionantes mappings que cuentan historias de colores sobre las esculturas de hielo y nieve dejan a todos con la boca abierta. Aquí y allá se escuchan largas exclamaciones, porque el despliegue de imágenes soprende y emociona a cada instante.
Definitivamente la capital de la montañosa isla de Hokkaido, en el norte de Japón, no figurará en las primeras opciones de destinos de febrero para aquellos a quienes el cuerpo les pide arena blanca, mar azul. Pero si es por la caipiriña, no se olvide de que ¡acá se la sirven caliente!
*Para llegar a Sapporo desde Tokio se puede tomar un avión, que tarda una hora y media, o en el tren bala (Shinkansen) primero hasta Hakkodate (tres horas) y luego tomar otro tren expreso, que tarda 3 horas y media.