Cargando...
Antes de la colonización, la naturaleza en Manhattan era tan exuberante que la isla de Nueva York podía convertirse en la "gloria de los parques nacionales estadounidenses", afirmó EricW. Sanderson, de la Wildlife Conservation Society, autor de "Mannahatta: una historia natural de New York City".
Peter Kalm, un naturalista escandinavo que conoció la región en 1748, aseguró que "a menudo hacen tanto ruido que es difícil que una persona pueda oírse a sí misma": estaba hablando del coro de ranas que croaban al atardecer.
Para Sanderson todavía hoy es imposible recuperar algunos vistazos del paisaje del siglo XVII, cuando Henry Hudson navegó por la bahía, en lugares como Jamaica Bay, Inwood Hill Park y Pelham Bay Park. Pero hasta ahora era imposible descubrir cómo sonaba.
"Calling Thunder" cambia las cosas: en el sitio web Unsung.NYC se puede escuchar cómo era el sonido de la naturaleza en la primitiva Nueva York, y compararlo con el ruido -sobre todo humano- producido en la ciudad del siglo XXI.
Para el New York Times, el resultado es un "puente auditivo a través de los siglos". El trabajo está acompañado con fotografías que muestran lugares de Mannahatta - "la isla de muchas colinas" , en la lengua nativa- junto a los puntos actuales de la ciudad con los que se corresponden.
Así las antiguas colinas y arroyos se ven ocupados por túneles de metro y rascacielos; donde hoy está el local de H&Men Times Square había por ejemplo un pantano de arces rojos.
"Calling Thunder" agrega capas de sonido a las imágenes de cuatro puntos neoyorquinos: Collect Pond Park, en Lower Manhattan; la High Line, el parque construido sobre la antigua ferrovía New York Central; el American Museum of Natural History en el Upper West Side; y el Inwood Hill Park de la punta norte de la isla.
A las grabaciones de audio y los videos en 360 grados pronto se sumará la realidad virtual. "No vemos el mundo en 360 grados, pero sí oímos el mundo en 360. Oímos sonido todo alrededor de nosotros. Es la forma en que estamos conectados", explicó uno de los responsables del proyecto.
La conclusión final, sorprendente y reveladora, es que en el siglo XVII Manhattan tenía más comunidades ecológicas por hectárea que Yellowstone, las selvas tropicales o los arrecifes de coral.