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En cambio, leer libros o ver películas en la tableta puede distraer, pero empeora las molestias. En lugar de ello, lo mejor es que la persona afectada se ponga auriculares y escuche música.
Cuando se va en automóvil también ayuda hacer una pausa y tomar aire fresco. Las personas que viajan en avión no cuentan, por supuesto, con esta opción. Por eso, lo mejor es que caminen un poco por el pasillo. También puede ser de ayuda sentarse en un asiento donde se perciban con menos intensidad las turbulencias. Por lo general, se trata de los asientos que están en la parte delantera y media del avión.
También es importante prepararse para el viaje: si se suelen sentir náuseas, lo ideal es evitar el alcohol y los productos lácteos. El estómago no debe estar ni muy lleno ni muy vacío. En caso de emergencia, pueden tomarse medicamentos para combatir las náuseas y los mareos en los traslados, aunque la desventaja es que suelen causar cansancio.
Si se quiere estar en buen estado tras el viaje (porque se alquiló, por ejemplo, un automóvil en el aeropuerto de destino), lo mejor es prescindir de este tipo de medicamentos o hacer uso de remedios naturales como el jengibre.