El tren de noche en Europa se encuentra en fase de expansión, después que la competencia de los vuelos de bajo costo casi acabara con ellos hace una década, salvo en Austria, que hizo una apuesta por preservarlos.
“Al principio se reían de nosotros, pero nuestro éxito nos dio la razón”, dijo el lunes por la noche Andreas Matthä, jefe de la empresa de ferrocarriles austríaca ÖBB, antes de la salida desde Berlín de su tren Nightjet rumbo a París. ÖBB compró a su rival alemana Deutsche Bahn (BN) sus antiguos coches cama que reacondicionó y pintó de azul noche. En su interior, varias opciones: asientos, dormitorios de hasta seis personas o compartimentos privados de hasta tres.
“Es tan apretado como en el avión”, bromea Annika Volz, una joven de 21 años representante del organismo francoalemán para la juventud OFAJ, quien expresa su emoción por el hecho de que, sin necesidad de conducir, “amanezcas en París”.
El ministro alemán, Volker Wissing, resumió desde la estación central de Berlín el lanzamiento de esta “nueva era para la alianza del tren nocturno” de una forma más terrenal: “Currywurst para cenar, cruasán para desayunar” .
El renacimiento de la ruta nocturna París-Berlín —operada entre la ÖBB, la DB y la empresa pública francesa SNCF— es un símbolo fuerte en Europa, donde Francia y Alemania, potencias otrora enfrentadas en la primera mitad del siglo XX, son dos pesos pesados.
“Más allá del guiño, seguiremos convirtiendo el tren en un elemento de este imaginario europeo que necesitamos en este momento para tener proyectos positivos, proyectos de futuro” , subrayó el ministro francés de Transportes, Clément Beaune.
Menos contaminante
De Monet a James Bond, pasando por Agatha Christie o Alfred Hitchcock, el tren forma parte del imaginario colectivo en Europa e inspiró a artistas como el escritor ruso León Tolstói, en su obra maestra “Ana Karenina”, en el que simboliza el infortunio.
Una de las obras más inolvidables es la novela policíaca “Asesinato en el Orient Express” de Christie, adaptada también al cine, donde el inspector Hércules Poirot investiga un crimen mientras cruza Europa, de Estambul a Londres sobre raíles.
El resurgir del tren de noche viene de la mano de la lucha contra el cambio climático, puesto que emite menos CO2 que el auto o el avión. Sus principales usuarios son defensores del clima, nostálgicos del ferrocarril y viajeros con mucho tiempo.
El nuevo tren París-Berlín toma 14 horas para unir ambas capitales tres veces por semana en cada dirección, antes de un servicio diario a partir de octubre de 2024. Su precio más barato, si se compra con antelación, son unos 30 euros (32 dólares).
La ÖBB gestiona actualmente 20 rutas entre Viena y otras ciudades europeas como Venecia, Berlín, Hamburgo o Ámsterdam. En 2020, la empresa austríaca expresó su deseo de abrir una ruta entre Barcelona y Zúrich para finales de 2024.
Pero más allá de las compañías estatales, también hay varias empresas privadas que ofrecen trenes nocturnos, como la sueca Snälltåget que conecta Berlín y Estocolmo o la británica Caledonian Sleeper, entre Londres y Escocia.
La empresa francesa Midnight Trains trabaja por conectar en el futuro París con otras ciudades, como Madrid, Barcelona, Oporto, Venecia, Roma, Copenhague o Edimburgo. Pero el renacimiento de los trenes nocturnos también necesita de la subvenciones públicas. Francia, que en 2016 sólo tenía dos rutas nacionales, invirtió 100 millones de euros (107 millones de dólares) para ampliar su red de París a Niza o Lourdes, entre otras.