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A continuación, algunos consejos sencillos pero útiles:
No salirse del camino: suena banal, y sin embargo, “mantenerse en el camino es la forma más fácil de contribuir a la conservación de la naturaleza”, dice Johanna Felber, de la Asociación Alpina Alemana (DAV). Esto es esencial, añade, sobre todo en las zonas protegidas.
De hecho, caminar a través del campo no solo molesta a los animales que viven allí, posiblemente destruye las plantas que crecen en el suelo. Según la mencionada entidad, también contribuye a la formación de nuevos senderos.
¿Por qué es un problema? El suelo puede erosionarse en las zonas pisoteadas durante la próxima gran lluvia y entonces es posible que se produzcan allí grandes daños. Ese es un tipo de huella que nadie quiere dejar atrás.
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Llevarse la basura: otro punto aparentemente obvio, pero importante. Y, sobre todo, también aplicable a la basura no provocada por uno mismo.
Hacer senderismo sin dejar desechos
¿Por qué no recoger la bolsa de cereales que está tirada al borde de la carretera en lugar de pasar de manera despreocupada por su lado? A más tardar en el pueblo de al lado habrá contenedores de basura.
Lo mejor es llevar una pequeña bolsa en la mochila para la basura propia (y ajena).
Comer en la zona: si uno para en los restaurantes del camino, estará apoyando la economía regional y, a menudo, también a los productores regionales, dice Felber.
Si, por el contrario, se opta por llevar provisiones propias, desde el punto de vista de la sostenibilidad es mejor llenar una lonchera en lugar de llevar comida envasada.
Ir al baño: a veces, en una excursión, el baño más cercano está demasiado lejos. Si uno necesita hacer sus necesidades sobre la marcha, es mejor no dejar ningún rastro y llevarlo todo en una bolsa pequeña al basurero más cercano, ya que los residuos pueden ser perjudiciales para el ecosistema.
En casos excepcionales, al menos se debería enterrarlos, pero a una distancia mínima de 50 metros de arroyos, ríos o lagos. Los pañuelos de papel utilizados para limpiarse también han de ser llevados consigo, ya que tardan mucho tiempo en descomponerse orgánicamente.
Hacer senderismo y evitar la huella de CO2
Viajar en autobús y tren: viajar es, con diferencia, el factor que más contribuye a la huella de CO2, dice Felber. Y esta suele ser especialmente alta cuando se viaja en coche.
“En los viajes largos, estos provocan de media casi cuatro veces más emisiones por persona que los desplazamientos en tren de larga distancia”, afirma el experto en protección del clima y sostenibilidad de la DAV.
La diferencia no es tan grande cuando se viaja en autobús o tren de cercanías. “Pero sigue siendo considerable: alrededor de la mitad, en comparación con viajar en coche”, apunta.