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Es posible experimentar este despliegue de colores mientras se camina por los bosques bañados por la luz dorada, pero también es desde el agua, en los cruceros de otoño del barco “Norwegian Pearl”, que ofrece un recorrido con seis estaciones, de Québec a Boston.
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1. Québec, Canadá
El barco, de 300 metros de eslora, se encuentra amarrado en el río San Lorenzo, en Québec. La capital de la provincia del mismo nombre es el punto de partida del viaje. Antes de que el “Norwegian Pearl” zarpe, se pueden visitar los principales lugares de interés.
Entre ellos se encuentra la ciudad alta encaramada en los acantilados de Cabo Diamant, con la enorme muralla que encierra parte del casco antiguo de Vieux-Québec y la ciudadela como punto de atracción, con un fuerte que se construyó hace 200 años.
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Fundada en 1608, la ciudad es Patrimonio Mundial de la Unesco desde hace años por ser considerada un ejemplo de ciudad fortificada bien conservada.
En el casco antiguo de Québec también vale la pena la ciudad baja en torno a la Place Royale y el puerto, considerada la cuna de la civilización francesa en Norteamérica.
Historia y paisajes en Charlottetown, Isla Príncipe Eduardo, Canadá
Una vez que el barco de pasajeros de la naviera NCL prosigue viaje hacia el este, cuando las aguas ya no se llaman río sino golfo de San Lorenzo, se llega a PEI.
Así llaman los canadienses a la Isla del Príncipe Eduardo, la provincia canadiense más pequeña, y la única que es una isla.
Durante un día, el “Norwegian Pearl” echa el ancla en la capital provincial. Esta parada permite otro recorrido de importancia histórica, ya que allí, en Charlottetown, en una conferencia celebrada en 1864, se fundó la actual Canadá.
Una imponente estructura conmemora esta decisión de hace casi 160 años: el Puente de la Confederación. Tiene casi 13 kilómetros de largo y conecta la Isla del Príncipe Eduardo con el continente.
Menos política, pero igual de significativa para el desarrollo turístico de la isla, es la fama que le dio la escritora Lucy Maud Montgomery.
La autora se inspiró para sus novelas juveniles de la serie “Ana de las Tejas Verdes” (“Anne of Green Gables”), la primera de las cuales fue publicada en 1908, en los paisajes y gentes de su provincia natal.
Muchos lugares de la isla rinden homenaje a la autora y a su obra. En Cavendish, donde vivió muchos años y está enterrada, hay incluso una estatua de Montgomery.
Historia y paisajes en Sydney, Isla del Cabo Bretón, Nueva Escocia, Canadá
La primera parada en Nueva Escocia trae sonidos fuertes. Jeff Ward, que se hace llamar Dancing Sun (Sol Danzante), está de pie bajo el brillante sol otoñal en el exterior del Membertou Heritage Park de Sydney.
Sostiene en la mano un tambor forrado de cuero con el que toca un ritmo pegadizo.
Dancing Sun -vestido con ropa de cuero con cuentas y tocado de plumas- cuenta la historia de su pueblo mi’kmaq. Durante siglos, los mi’kmaq vivieron en la zona conocida como la Isla del Cabo Bretón, famosa sobre todo por sus rutas de senderismo junto al océano Atlántico y por ser el hogar del inventor Alexander Graham Bell.
Membertou es el nombre de un distrito de Sydney donde viven los mi’kmaq bajo una forma de autogobierno. En su Heritage Center ofrecen una panorama de la vida de sus antepasados a los pasajeros del crucero y otros interesados.
Halifax, Nueva Escocia, Canadá
Una vez más, el “Norwegian Pearl” hace escala en la provincia de Nueva Escocia. En el programa figura la capital, Halifax, con su herencia escocesa.
Halifax también desempeñó un papel importante tras el hundimiento del “Titanic” en abril de 1912. Hasta el día de hoy se habla allí de la catástrofe del buque.
Desde Halifax partieron barcos para rescatar a las personas que estaban en el barco y recuperar víctimas en el mar. Los pasajeros y miembros de la tripulación están enterrados en tres cementerios de la ciudad. El el Maritime Museum of the Atlantic hay expuestos objetos del barco supuestamente insumergible, incluida una tumbona.
Quienes salgan de la ciudad pueden elegir entre distintas localidades pequeñas para visitar o circuitos como la Lighthouse Route, donde se pueden ver más de 20 faros.
El lugar más hermoso es el pueblo pesquero de Peggy’s Cove. El faro que se encuentra allí tiene unos 15 metros de altura, y su ubicación sobre una extensa roca en la St. Margaret’s Bay es especialmente impresionante.
También parece un paisaje de postal Lunenburg, el asentamiento alemán más antiguo de Canadá.
La pequeña localidad fue fundada en 1753 por colonos procedentes de la zona sur de Renania, Suiza y el principado protestante francés de Montbéliard. Lunenburg, con sus coloridas casas de madera en el centro de la ciudad, también es Patrimonio Mundial de la Unesco.
Portland, Maine, Estados Unidos
En la costa este de Estados Unidos también hay una Portland, más allá de la ciudad hipster del estado norteamericano de Oregon.
Esta Portland, que es la mayor ciudad del estado de Maine, sobre la costa atlántica, tiene solo una décima parte de los 660.000 habitantes de su homónima en la costa oeste.
El “Norwegian Pearl” atraca a poca distancia del centro de la ciudad, como en casi todos los puertos de este viaje, para que los pasajeros puedan recorrer la urbe con su puerto marítimo y sus edificios de la época victoriana. Algunos optan por alquilar una bicicleta, perfecta para visitar los faros de la zona.
Si bien no hay una Lighthouse Route como en Nueva Escocia, vale la pena visitar tan solo el faro Portland Breakwater Lighthouse en el camino Greenbelt Walkway, un pequeño faro conocido cariñosamente en la zona como “Bug Light” (luz de insecto).
Un par de millas más allá, en Cape Elizabeth, se encuentra el Portland Head Light, el faro más alto del estado. Las 16 lámparas de aceite de ballena de la torre fueron encendidas por primera vez el 10 de enero de 1791.
En la antigua habitación que albergaba al farero hay un museo con horarios muy estrictos de apertura. Los 85 escalones hasta la cima de la torre solo pueden ser subidos por los visitantes una vez al año.
Boston, Estados Unidos
Boston, punto final del crucero de NCL “Canadá y Nueva Inglaterra”, es también, al igual que su puerto de partida, Québec, una de las ciudades más antiguas del continente norteamericano.
Allí hay también calles adoquinadas, opulentos edificios históricos y plazas con encanto.
Todo ello hace de Boston una de las ciudades más europeas de Norteamérica. Boston se fundó en 1630, unos años más tarde que Québec. En 1629, el “Mayflower” ancló en Cabo Cod con los padres peregrinos a bordo.
Si bien Boston no cuenta con ningún título de la Unesco, es sede de la universidad más antigua de Estados Unidos, Harvard, que se encuentra poco antes de las puertas de la ciudad.
Boston también desempeñó un rol importante en la posterior independencia de los estadounidenses de la corona británica.
A lo largo del Freedom Trail, una línea roja de unos cuatro kilómetros de largo que conduce por la ciudad, los visitantes pueden visitar las 16 principales estaciones de la historia, entre ellas el Old State House, el edificio en el que se proclamó en 1776 la independencia de Estados Unidos.
En medio de la ciudad más grande de Nueva Inglaterra, el “Indian Summer” juega un rol un poco menor, pero los parques de la ciudad, entre ellos el Boston Common, el más antiguo de su tipo en todo Estados Unidos, brindan un espectáculo encantador.