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Armada de mucho más que solo aquellas estampas que los de afuera consideramos en general “españolísimo”, Sevilla es una ciudad hermosa, caminable, llena de amabilidad, cristos y vírgenes, naranjos y bares donde comer muy rico.
Un río parte Sevilla en dos, es el Guadalquivir, no se preocupen por encontrar el río, paseando van a llegar a él. En una de sus márgenes está el Casco Antiguo de la ciudad y mucho más, y del otro el romántico barrio de Triana.
En Sevilla, como en otros lugares de España, entoldan las calles para que el sol no pegue tanto, igual el calor empuja a meterse en cualquier lugar, mejor si ese lugar es un bar, bodega o cervecería.
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En Sevilla hay siempre una Cruzcampo a mano y varios lugares imperdibles donde comer, como el famoso Rinconcillo y el que para mí fue una gran revelación El Dos de Mayo.
En Sevilla hay lugares históricos y turísticos señalados como imperdibles, aunque creo que lo obligatorio es andar por la ciudad, caminar por el costado del río y adentrarse en Triana, para ir a la colorida y vivaz zona de las cerámicas, incluso recomendaría entrar al museo del Centro Cerámica Triana, una gran muestra del arte popular español.
Destinos gastronómicos en Sevilla
Ahí cerquita está el Alfarería 21, un hermosísimo bar que también tiene un hotel (por ahora cerrado), todo en una ex fábrica de cerámicas. El patio interior es una locura de belleza y colores.
Muy distinto a los mercados más turísticos San Miguel de Madrid y La Boquería de Barcelona, el mercado de Triana es excelente para ver de cerca los productos de la comida diaria de los vecinos de Sevilla, colores por todas partes, de frutas, verduras, pescados y mariscos.
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También en Triana está María Trifulca, un bar obligatorio, donde si uno tiene algo de suerte, puede ser atendido por César, un amable compatriota, que te sirve, charla contigo y te instruye sobe las amenas formas sevillanas de vivir.
Altamente recomendable es ir a la Casa de la Memoria para ver el “mejor Flamenco en todas sus vertientes”. No es el típico lugar donde te enchufan cualquier cosa con vinos y picadas a precios exorbitantes, es un pequeño teatro donde lo que se sirve en exclusiva es flamenco, para mí, al decir del Arlt, fue un “cross a la mandíbula”.
Sevilla tiene a su Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, como Patrimonio Mundial de la Humanidad, y otros atractivos como la Plaza de España, La Maestranza o Las Setas, ya dependerá de cada uno que ver.
Qué beber y comer en Sevilla
En el área del comer, hay muchos geniales platos tradicionales de Sevilla y Andalucía, las espinacas con garbanzos, algún guisado de rabo de toro o el típico solomillo al whisky, los bares tienen sus especialidades y lo mejor es ir probando lo que venga, al final, un buen plato de jamón puede ser insuperable.
A la hora de beber también la oferta es fantástica, muy cerca se producen la manzanilla y el fino (como el Fino La Ina que canta Sabina), dos tipos de vinos de Sanlúcar y de Jérez, que se sirven bien fríos. Como en gran parte de España se puede uno tomar un “tinto de verano” o un bien sevillano “rebujito”, tragos hechos a base de vino uno y de manzanilla o fino el otro, ambos con gaseosa de limón.
No hay tantos secretos, Andalucía concentra la calidez en sus más hermosas acepciones y Sevilla un magnífico portal de entrada para luego recorrer otros sitios.
“Y loca de horizonte
mezcla en su vino,
lo amargo de Don Juan
y lo perfecto de Dionisio.
Sevilla para herir.
¡Siempre Sevilla para herir!”
Poema del Cante Jondo, Federico García Lorca