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La Basílica de San Pedro en la ciudad del Vaticano es conocida por las célebres misas papales, donde la fe del cristianismo asentó sus bases. Pedro, su discípulo fue elegido como piedra sobre la que se construiría la iglesia.
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En el año 67 el emperador Nerón persiguió a Pedro, el apóstol de Jesús, lo crucificaron y fue enterrado en las afueras de Roma. Allí en el siglo IV el emperador Constantino construyó la basílica, ya que él era cristiano.
El edificio fue demolido y reconstruido en el siglo XVI por varios arquitectos. Por ejemplo, el arquitecto Donato Bramante, pero luego de su muerte la obras pasan a Rafael Sanzio.
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Juan Lorenzo Bernini realizó el baldaquino, el altar mayor ubicado sobre la tumba del Apóstol Pedro.
La Basílica de San Pedro y los papas
Uno de los papas que yace en este lugar es San Juan Pablo II, en la Capilla de San Sebastián, que se observa a la derecha al ingresar a la imponente construcción. Allí un guardia vestido de civil, te recuerda que no se pueden tomar fotografías.
En otro sector está la obra escultórica La Piedad, obra de Miguel Ángel, quien tenía 24 años cuando hizo la escultura en mármol de Carrara.
Llama la atención la expresión de la Virgen María de una profunda paz a pesar del dramático momento de ver el cuerpo de su hijo, descendido de la cruz.
Nuestra guía quien no pudo evitar la pregunta: ¿dónde vive el papa Francisco? respondió: el papa vive en el colegio Santa Marta, dentro de la ciudad del Vaticano y lo más cercano a ese lugar es una puerta. Le tomamos una foto a dicha puerta, que súbitamente se abrió durante el recorrido.
La Basílica de San Pedro es un gran museo de arte
Magníficas obras de arte, la construcción, sus naves y su cúpula, todo es gigantesco, a la altura de los cielos, intentando alcanzar la gracia divina.
En los sótanos de la Basílica descansan papas y personajes relevantes, que se vislumbran a través de unas superficies de hierro labradas en los pisos.
La basílica tiene 220 metros de longitud, y su interior mide casi 210 metros. El interior posee una superficie de 15.160 metros cuadrados.
Afuera, la Plaza de San Pedro, recibe a los peregrinos. El exterior de la Basílica está decorado con esculturas, columnas corintias adornadas con las estatuas de los apóstoles de Jesús.
El balcón central es donde el papa suele dar su bendición. Un obelisco y fuentes de agua nos despiden; hacen 42 grados de calor y el cuerpo lo siente, pero el espíritu se regocija ante la fe y el talento humano capaz de crear esta belleza.
Los caminantes sabíamos que teníamos que entrar con un atuendo discreto, nada de enseñar los hombros, las rodillas, ningún escote. Así debe ser.
Hemos estado en una Basílica sagrada e histórica, allí donde el apóstol Pedro fue enterrado como cristiano. Y tiempo después los hombres crearon este imponente templo.