Camioneros, operarios e ingenieros trabajan en distintas obras en la carretera principal, bordeada de casas de muros encalados y puertas y ventanas azules, verdes o rojas, siguiendo el estilo arquitectónico propio de las islas Cícladas.
Martillo en mano, el fontanero Nikos Kritikos arranca unos viejos tubos de desagüe de una casa que está siendo renovada para añadirle tres habitaciones, listas para ser alquiladas a turistas. A su lado, tres hombres descargan baldosas de un camión.
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“Es de locos, la temporada se acerca y están todos arreglando y pintando (...) para llegar a tiempo”, afirma este hombre oriundo de la isla de Paros.
Enfrente se está construyendo un complejo con piscina y habitaciones, perteneciente a un fondo inmobiliario. “La prueba de cómo está entrando de manera fulgurante el dinero extranjero”, asegura circunspecto Nikos Kritikos.
El auge del turismo, apuesta nacional
Tras dos años malogrados por la pandemia (2020,2021), la rauda recuperación del turismo el año pasado, con 27,8 millones de visitantes (+89% interanual) según datos del Banco de Grecia, alimenta las esperanzas de una nueva temporada boyante o favorable en este 2023.
Como mínimo, los ingresos del turismo a nivel nacional alcanzarán este año el nivel de 2022 (17.600 millones de euros), y “según el escenario más optimista superarán los de 2019″, es decir los 18.100 millones de euros, apunta Yannis Retsos, presidente de la asociación griega de empresas turísticas.
“La sesión turística de este año será la mejor”, pronostica Markos Kovaios, alcalde de Paros, donde la población, de 15.000 habitantes en tiempo ordinario, se multiplicó por cinco el verano de 2022.
Grecia, azotada por la crisis financiera, ha apostado mucho por la construcción y el turismo para relanzar su economía. Este último sector representa ahora casi un 25% del PIB griego.
En la carretera que serpentea entre Naoussa y los pueblos del interior de la isla, como son Lefkes o Marpissa, se suceden las obras, los complejos turísticos, las villas de lujo con piscinas y hasta las viviendas ocultas entre las montañas.
“Todo para el beneficio, no hay ningún límite”, dice indignado Kostantis Haniotis en su café de Lefkes. Y es que los precios han subido en paralelo, a causa de la “sobreexplotación turística”.
El auge del turismo, ¿la nueva Mykonos?
“En los años 90, cada familia construía una casa para los hijos (...) ahora no se deja de construir, pero para los turistas”, abunda Nikos Kritikos.
El fontanero teme que Paros se convierta en la nueva Mykonos, la vecina isla cicládica famosa por sus fiestas y sus vacaciones de lujo para la jet-set internacional.
A comienzos de marzo, la agresión por parte de desconocidos de un arqueólogo encargado de examinar los permisos de construcción en Mykonos causó consternación en el país.
El ataque, calificado de “mafioso” por las autoridades, reveló las irregularidades crónicas existentes en el sector de la construcción, un problema endémico en Grecia.
Permisos y multas
Los controles se producen a menudo tras la entrega de los permisos de construcción, y la única solución en caso de irregularidad “sigue siendo la multa, a la que nadie le tiene miedo porque hay mucho dinero” en juego en el turismo, denuncia Despina Koutsoumpa, presidenta de la Unión de Arqueólogos griegos.
Jally Paraschi alquila una villa en Lefkes, en el interior de Paros, y teme que la isla pierda “su carácter tradicional” a causa del “exceso de construcción”.
Panagiotis Galanis, abogado especializado en derecho urbanístico, destaca que “a menudo las autoridades son laxistas por motivos económicos, porque el turismo se ha convertido en una industria pesada en el país”.
El alcalde de Paros asegura pese a todo que los controles urbanísticos se intensificaron este año.