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El acto de mejoras de la mítica, bella y apacible Laguna San Isidro Labrador, fuente natural de agua heredada por los jesuitas, estuvo encabezada por el intendente Melchor Medina (ANR).
En el lugar se pudo observar la presencia de autoridades distritales y también de invitados de diferentes sectores de la comunidad santiagueña.
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En este gobierno municipal, se decidió realizar una importante inversión para poder revitalizar la Laguna San Isidro Labrador. Desde el punto de vista turístico, los visitantes que llegan a esta ciudad podrán apreciar lo que se tiene dentro de Santiago, Misiones.
“El proyecto se llevó adelante con el acompañamiento de los concejales y un equipo técnico que acompaña los trabajos de esta administración municipal. Gracias a ellos Santiago tiene un punto turístico permanente para que turistas de nuestro país y de cualquier punto del mundo puedan llegar en cualquier época del año a disfrutar de este sitio histórico y emblemático de nuestra comunidad”, agregó el ejecutivo distrital.
“Es una forma diferente de rendir homenaje a la historia de nuestra comunidad en este lugar mítico con un particular paisaje cultural y natural que cuenta con diversos ecosistemas, ubicado en el corazón de nuestro pueblo”, expresó Medina.
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Mejoras
En el lugar se procedió a la instalación de iluminación alrededor de la Laguna. Se construyó un nuevo muelle porque el anterior se encontraba muy deteriorado, también se procedió a la restauración del muro perimetral.
Historia
El pasado jesuítico en Santiago va muy unido a su proceso de fortalecimiento distrital en varios aspectos, a saber: su trazado urbanístico, sus lugares emblemáticos, sistemas de trabajos y la estampa misma de su casco urbano antiguo, cuyos elementos a más de la Iglesia, la plaza principal y las antiguas casas de indios se debe agregar a pocas cuadras la mítica Laguna San Isidro Labrador, dijo Medina durante el uso de palabras.
Los padres jesuitas en el proceso de evangelización de los nativos eran muy afines en identificar cada tarea con algún santo. Específicamente en el sitio desde donde se extraía la tierra para elaboración de cerámicas existía una Capilla de San Isidro Labrador -patrón de los campesinos- invocado en la reducción para tener buenas cosechas y en temporadas de sequías para que llueva.
Este patrimonio natural tuvo un rol preponderante en el pueblo en aquellas épocas de largas sequías, pues hasta allí llegaban los pobladores arreando sus ganados, todos los días de mañana y de tarde para darle de beber el vital líquido -siendo muy recordado aquella estampa pueblerina de jinetes a caballo dirigiendo sus ganados a la mítica Laguna.