“Tenemos pruebas sólidas de que esta barrera de coral representa para la humanidad la esperanza de conservar un ecosistema coralino”, afirma Mahmud Hanafy, especialista del medio marino en la Universidad del Canal de Suez.
Y es que el inmenso arrecife del mar Rojo, que representa el 5% de los corales del planeta, es “muy tolerante al calentamiento de las aguas”, explica a AFP.
Lea más: Los arrecifes de Belice, un tesoro de biodiversidad, reiven en el Caribe
Un gran atractivo en esta costa tan cotizada entre los buceadores del mundo entero, en un momento en que el calentamiento y la contaminación han destruido el 14% de los corales de todo el planeta entre 2009 y 2018.
Pero en las costas egipcias acecha otro peligro: el turismo de masas, junto a la sobrepesca y la actividad de la industria cementera.
¿Muertos en 2100?
Los corales representan apenas el 0,2% de los fondos marinos mundiales, pero albergan al menos una cuarta parte de la flora y fauna marinas.
Más de 500 millones de personas dependen de ellos directamente, para pescar, atraer turistas o seguir viviendo en sus tierras, ya que los arrecifes protegen de la erosión.
No obstante, “si continúa el calentamiento”, los corales menos profundos “no sobrevivirán de aquí al final del siglo”, previenen los expertos del clima de la ONU.
Incluso si la subida de la temperatura del planeta se limita a +1,5 °C en 2100 respecto a la era proindustrial, tal como establece el Acuerdo de París de 2015, el 99% de los corales serían incapaces de sobrevivir a unas canículas marinas cada vez más frecuentes.
Este pasado verano, una de esas canículas blanqueó el 91% de la Gran Barrera de Coral de Australia, de 2.300 kilómetros. La descoloración de los corales puede corregirse si las condiciones meteorológicas mejoran, con la excepción de los que se han despigmentado en exceso o están expuestos a canículas frecuentes.
Memoria de la última glaciación
En Egipto, los corales parecen desafiar esta regla. La razón se encuentra en una peculiar “memoria biológica desarrollada al hilo de la evolución”, explica Eslam Osman, de la Universidad Rey Abdulá de Arabia Saudita, del otro lado del mar Rojo.
Junto con otros investigadores, Osman averiguó que las larvas de corales del mar Rojo llegaron desde el océano Índico a través del golfo de Adén al final de la última era glacial, hace 12.000 años.
“Al llegar por el sur del mar Rojo, esas larvas tuvieron que atravesar aguas muy cálidas, lo cual actuó como un filtro que sólo dejó pasar las especies capaces de sobrevivir hasta 32 grados”, explica a AFP.
En el norte del mar Rojo, “los corales pueden tolerar aún un aumento de uno, dos o incluso tres grados”, destaca Osman.
Una zona por defender
Esta resiliencia de los arrecifes de coral implica al mismo tiempo una “responsabilidad”, advierte Mahmud Hanafy. Y los profesionales del turismo en el mar Rojo -que representa el 65% de este sector fundamental para la economía egipcia- deben ser conscientes de ello, afirma.
Hanafy reclama al ministerio de Medio Ambiente que declare zona protegida la integralidad de los 400 km2 de barrera de coral, que se encuentra casi pegada a la orilla.
Eso permitiría reforzar la resiliencia de los corales, “regulando la actividad de los submarinistas y de los pescadores, y haciendo desaparecer las fuentes de contaminación”, según explica.
De momento, sólo la mitad del arrecife está protegido y algunos lugares dedicados al submarinismo superan entre 10 y 40 veces la capacidad recomendada. La pesca a su vez debería dividirse por seis para ser sostenible, insiste este especialista del medioambiente.
Las construcciones dañan los corales
En Egipto, como en Arabia Saudita, Osman ha podido constatar los estragos de las construcciones junto al mar, en forma de aguas contaminadas y sedimentación de partículas procedentes de la construcción, nefastas para los corales.
Esto es un círculo vicioso, apunta, ya que la resistencia de los corales y de sus colores atraen turistas, para los que es necesario construir infraestructuras que dañan los arrecifes.
A orillas del mar Rojo, en la turística localidad egipcia de Sharm el Sheij, tendrá lugar precisamente del 6 al 18 de noviembre la COP27, la cumbre anual del clima.