Hasta ahora, Arabia Saudita solo concedía visas a los peregrinos, a los trabajadores expatriados y, desde hace poco, a los espectadores de encuentros deportivos o eventos culturales. El desarrollo del turismo es uno de los principales ejes del programa de reformas “Vision 2030” del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, quien intenta preparar la mayor economía árabe a la era pospetróleo. Este anuncio llega apenas dos semanas después de unos devastadores ataques contra varias infraestructuras petroleras sauditas, que Estados unidos atribuye a Irán y que hicieron tambalearse a los mercados mundiales de energía.
“Abrir Arabia Saudita a los turistas internacionales es un momento histórico para nuestro país” , declaró en un comunicado Ahmed al Jateeb, director del turismo. “Los visitantes quedarán sorprendidos al descubrir los tesoros que podemos compartir: cinco sitios clasificados como patrimonio mundial de la UNESCO, una cultura local vibrante y una imponente belleza natural”.
Vestimenta menos estricta
Arabia Saudita ofrecerá en línea visas turísticas a los ciudadanos de 49 países, según Bloomberg News, que cita a Ahmed al Jateeb. El reino ya había tomado una medida de apertura a principios de agosto, cuando permitió a las mujeres de más de 21 años obtener un pasaporte y viajar al extranjero sin el permiso de un “tutor” masculino. En junio de 2018, las sauditas habían obtenido también el derecho a conducir vehículos, un gran avance en el país.
Según Al Jateeb, el reino relajará las normas de indumentaria para las mujeres extranjeras, que podrán pasearse sin abaya, la tradicional túnica que las sauditas deben llevar en público de forma obligatoria. No obstante, las visitantes extranjeras deberán llevar “vestimentas púdicas”, añadió.
El reino, que prohíbe el alcohol y dicta unas estrictas normas sociales, no suele considerarse un destino muy atractivo para el turismo. Pero el príncipe Mohamed bin Salmán quiere cambiar esta percepción, y ya impulsó varias reformas liberales que permitieron la apertura de cines y la organización de conciertos o de eventos deportivos en el país.
Según expertos, las críticas internacionales sobre el no respeto de los derechos humanos en el reino —con el recuerdo del asesinato el año pasado del periodista Jamal Khashoggi— también podrían frenar a los turistas extranjeros.
Durante mucho tiempo, Arabia Saudita solo emitió visas para los trabajadores expatriados y sus familias, y para los peregrinos musulmanes que viajan a los lugares sagrados de La Meca y Medina. El año pasado empezó a conceder visas para los espectadores de encuentros deportivos y de conciertos, con el objetivo de empezar a desarrollar el sector del turismo.
El gobierno, que se enfrenta a unos precios del petróleo bastante bajos, espera que el turismo se desarrolle y llegue a representar el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) saudita para el año 2030. Arabia Saudita gastó miles de millones de dólares para intentar construir una industria turística a partir de cero. En 2017, el reino anunció un proyecto de varios miles de millones de dólares para transformar 50 islas y otros sitios vírgenes del mar Rojo en estaciones balnearias de lujo.
El país también desarrolla sitios arqueológicos como Madain Saleh, donde se encuentran tumbas de gres de la misma civilización que la que construyó la famosa ciudad antigua de Petra, en Jordania.