El Gobierno español anunció que estudia la posibilidad de prohibir el uso de los teléfonos móviles en los colegios, siguiendo los pasos de la ley aprobada para este curso en Francia, con el objetivo de disminuir la adicción digital de los estudiantes.
En Estados Unidos la mayoría de las escuelas permiten a sus alumnos acudir con sus teléfonos, aunque les obligan a mantenerlos en silencio o dejarlos fuera de clase.
Las normas, sin embargo, se han ido relajando y ya hay muchos profesores que los consideran una herramienta educativa más, al permitir el acceso a la información en internet.
En México cada estado tiene su propio reglamento de educación pública, por lo que no hay uniformidad en cuanto a la regulación de los teléfonos móviles en las aulas. En Coahuila, por ejemplo, se prohíbe explícitamente el uso de teléfonos celulares, tablets electrónicas o cámaras fotográficas, con el fin de evitar que estos dispositivos se conviertan en factores de distracción para las actividades escolares.
En Argentina el uso de los teléfonos celulares se regula según cada jurisdicción, aunque hace dos años la provincia de Buenos Aires derogó la resolución que limitaba desde 2006 el uso de equipos móviles y dispositivos tecnológicos en horario escolar.
Cuba no cuenta con una normativa específica sobre el uso de teléfonos celulares en los establecimientos educativos, por lo que es una cuestión que queda en manos de la dirección y profesores de cada centro, que en algunos casos autorizan su empleo para fines docentes e incluso para hacer las veces de calculadora.
En el país caribeño de momento no está disponible la tecnología 3G de internet para dispositivos móviles, por lo que los estudiantes no pueden conectarse a la red desde las aulas a través de sus teléfonos o tabletas.
En el caso de Puerto Rico, en el sistema público de enseñanza está prohibido el uso en las escuelas del celular, tanto por parte del maestro como del alumno durante las clases, así como “ reuniones profesionales y adiestramientos ” ya que “ interrumpe el proceso pedagógico ” .
Fuera del aula, está permitido su uso. En China, el país con más usuarios de móvil del mundo (unos 1.300 millones) , no hay en principio leyes nacionales que prohíban la utilización de celulares en centros educativos, por lo que queda en manos de cada centro tomar la decisión, pero en la práctica casi todas las escuelas e institutos aplican estrictas limitaciones.
En los últimos años se ha informado de varios casos de “ castigos ejemplarizantes ” en escuelas e institutos donde si algún alumno era sorprendido usando el celular en clase su aparato era destruido a martillazos o lanzado al agua delante de otros estudiantes en el patio de recreo.
La India carece igualmente de una legislación unificada, aunque la tendencia general es permitir a los estudiantes llevarlos a clase pero no utilizarlos. En 2009 Nueva Delhi prohibió el uso de teléfonos a alumnos y enseñantes al entender que su uso es una “ causa seria ” de distracción, falta de concentración y pueden ser mal utilizados, y desde entonces otros estados numerosos estados como Haryana (norte) y Karnataka (sur) han emitido normas en la misma dirección.
La mayoría de países del Sudeste de Asia y Oceanía no dispone de una regulación específica y deja la decisión de imponer o no restricciones a discreción de cada centro educativo.
En Singapur, sin embargo, la mayoría de escuelas impone restricciones a su uso en clase y en algunos casos los profesores han confiscado durante meses el celular a los alumnos.
En Alemania tampoco hay unas normas unificadas pero en algunos estados, como Baden-Württenberg (suroeste del país) la legislación descarta la posibilidad de una prohibición generalizada ya que se considera que se trata de un tema que no es competencia de las escuelas.
El único estado federado que prohíbe expresamente el uso de teléfonos es Baviera y autoriza a los profesores a decomisarlos el tiempo que sea necesario.
En Italia está permitido el uso en escuelas e institutos para fines didácticos, si bien recae en los profesores y en el centro educativo la responsabilidad de determinar si permitir a los alumnos tener el móvil en clase.
En Bélgica, donde las políticas educativas dependen de cada comunidad lingüística, la decisión de permitir el uso de teléfonos móviles en las aulas corresponde a los centros escolares.
Según detalló una portavoz del Ministerio francófono de Educación, existen varios proyectos piloto en las escuelas valonas encaminados a evaluar los potenciales usos beneficiosos de los dispositivos conectados en las clases, para lo cual incluso se fomenta que los estudiantes lleven sus propios teléfonos móviles.
En Rusia el uso de los teléfonos en los centros educativos tampoco está regulado por ley y la práctica habitual es que cada colegio decide sobre este asunto. Sin embargo, la ministra de Educación rusa, Olga Vasílyeva, se ha pronunciado públicamente a favor de seguir el ejemplo de Francia y prohibir el uso en los centros de educación Primaria y Secundaria.
Preguntado al respecto, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, puso en duda la efectividad de la prohibición, dado que algunos dispositivos pueden ayudar en la educación.
En Portugal, aunque no existe una prohibición como tal, el Estatuto del Alumno de Portugal aprobado en 2012 recoge como deber de los estudiantes no utilizar el teléfono móvil en el aula a menos que su uso esté relacionado con las actividades formativas y cuente con la autorización del profesor. Los alumnos sí tienen libertad para utilizarlo durante el recreo o los períodos de descanso.