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Este nuevo chip fue creado en la planta Fab D1D de Intel en Oregón, EE.UU. usando las mismas técnicas de fabricación de silicio que la compañía ha perfeccionado para crear miles de millones de chips para las computadoras tradicionales. Más pequeño que la goma de un lápiz, es el chip de computación cuántica más diminuto que haya fabricado Intel.
El nuevo chip spin qubit funciona a las temperaturas extremadamente bajas que exige la computación cuántica: 460 grados Fahrenheit bajo cero (-237.778 °C) –250 veces más frío que el espacio.
El chip spin qubit no contiene transistores, los interruptores de encendido/apagado que conforman la base de los dispositivos de computación actuales, sino “quibits” (abreviación de “bits cuánticos”) que pueden contener un solo electrón.
El comportamiento de ese único electrón, que puede estar en múltiples estados de giro al mismo tiempo, ofrece un poder de cómputo mucho mayor al de los transistores de hoy, y es la base de la computación cuántica.
Las líneas en zigzag de la fotografía son alambres impresos que conectan los qubits de los chips con el mundo exterior.
Una de las características del diminuto chip spin qubit es especialmente prometedora. Sus qubits son extraordinariamente pequeños, cerca de 50 nanómetros de diámetro y visibles solo bajo un microscopio de electrones. Aproximadamente 1,500 qubits podrían caber a lo largo del diámetro de un solo cabello humano.
Lo anterior significa que la producción del nuevo chip spin qubit de Intel podría incrementarse considerablemente. Las computadoras cuánticas del futuro contendrán miles e incluso millones de qubits, y serán muchísimo más poderosas que las supercomputadoras más rápidas de hoy.