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Los responsables de este evento fueron la organización estadounidense Megabots y la japonesa Suidobashi Heavy Industries, en una millonaria iniciativa que comenzó hace más de dos años y que concluyó con el épico combate que recuerda a películas como Transformers o Titantes del Pacífico.
Así, se enfrentaron por el lado norteamericano, el Megabots Eagle Prime, un gigante metálico de 4,5 metros y 5.500 kilos que dispara bolas de pintura de 1,3 kilos a 200 kilómetros por hora. Y por el otro lado, Suidobashi Kuratas, el robot nipón, algo más pequeño con sus 4 metros y 4 toneladas, eso sí, cuenta con dos potentes ametralladoras de airsoft que lanzan 6.000 proyectiles por minuto al tiempo que cuenta con un cañón de agua. Ambos robots estuvieron manejados por pilotos, que fueron los encargados de lidiar contra la estrategia del equipo contrario.
El robot nipón, que presumía de un mano articulada y un arma automática de 18 milímetros, poco pudo hacer en el cuerpo a cuerpo al que le sometió Eagle Prime. El robot estadounidense hizo valer su sierra mecánica para acabar con su rival en esta primera entrega de combates.
Cabe señalar que este combate fue emitido el pasado martes en diferido por streaming, pues se extendió durante varios días, debido a las veces que los robots iban a sus “esquinas” por reparaciones. En el combate, que contó con el narrador de artes marciales mixtas (MMA) Mike Goldberg y la experta en robótica Saura Naderi como comentaristas, no hubo testigos más allá de los equipos de la competición y el personal de producción. Se hizo así para que los robots pudieran ser tan destructivos como fuera posible sin poner en peligro a ninguna persona y sin arriesgarse a daños significativos en un estadio u otro lugar público.
Según los organizadores el siguiente paso será programar un segundo enfrentamiento entre estas máquinas pero ya con transmisión en vivo del evento. Y, a mediano plazo se proyecta crear una liga de robots luchadores, con el apoyo de empresas procedentes de China, Rusia, India y Australia.